Como dicta la tradición, todas las brujas adolescentes deben pasar un año fuera de casa para aprender a valerse por sí mismas. Nicky, de madre bruja y padre humano, tiene una única habilidad destacable: la de volar. Cuando llega el momento de marcharse por su cuenta, ella y su sarcástico gato parlante parten en su Escoba para buscar alguna ciudad sin bruja propia donde puedan ofrecer sus servicios mágicos.