Misuk es una niña triste, insegura, tímida y apocada pero muy inteligente. En casa las cosas no van bien; su padre es poeta pero apenas ingresa dinero con ello; su madre se ve obligada a llevar las riendas de la economía familiar con varios trabajos; esto es una fuente constante de conflictos entre ellos que afectan mucho a las chicas. Su hermana Jeongsuk es su referente, su pilar, pero pronto el duro ambiente familiar también le pesa y paga su frustración con Misuk. Es acosada en la escuela por otras compañeras y no tiene amigos. Aparecerá una chica nueva en clase, Jae-Yi, que es experimentada y segura de sí misma, antítesis de Misuk. Se convertirá en su primera y única amiga. Cuando parece que todo mejora, la vida aún le tendrá reservadas unas cuantas sorpresas desagradables.
Como bien dice la contraportada, es una historia de autodescubrimiento, del difícil camino que hay que recorrer hacia la madurez. Misuk habrá de utilizar todo este bagaje al convertirse en adulta.
Es sorprendente y admirable cómo Cheong Won ha plasmado en esta novela gráfica (manwha) todo un crisol de sentimientos (soledad, frustración, indignación, miedo, decepción, empatía, crueldad, cansancio, dolor, amor, esperanza… y muchos otros) sin necesidad de nombrarlos, sin párrafos que los describan; solo a través de sus dibujos y unos diálogos geniales, cargados de verdad y de matices, que traspasan las páginas. La novela resulta muy cercana, no hay quiebro cultural, nada de lo representado nos es ajeno. A pesar de todo lo terrible que ocurre en la vida de Misuk, el autor nos regala un final esperanzador y reconfortante.
En definitiva, una novela preciosa; profunda, emocionante y muy muy recomendable. (Inma Muñoz, 7 de marzo de 2024)
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