Decepción total. No con la forma de escribir de la autora, que es amena y agradable. Es la historia en sí misma. ¿En serio espera que nos creamos que a la protagonista le dan el trabajo sin tener conocimientos para desempeñarlo? ¡Por favor, que no es una novela de Harlequin de hace 20 años! ¡Ah!, pero es que existe Google para buscar información y eso te transforma en una lumbrera (no hacen falta estudios mientras tengas conexión a internet). Y si no, que te hagan el trabajo tus compañeras/amigas, mientras te dedicas a mover papeles y a discutir con el jefe/tío bueno. Pero sin mesa propia, que le basta con el sofá del jefe y, si no, se sienta en el suelo. ¡Ja! Me da igual que sea una novela y, por tanto, ficción. Ridiculiza el trabajo de administrativo. Y a su jefe no le preocupa su alarmante falta de conocimientos para trabajar en una empresa supuestamente importante, sino su vestuario. ¡Otro ja! Por si no bastara con esa situación surrealista, todas las escenas entre jefe-empleada son una repetición continua: él la humilla y saca de quicio con sus comentarios y ella se cabrea y le dan ganas de matarlo, pero como es tan guapo... No he podido terminarlo de lo indignada que estaba con el personaje femenino.
hace 7 años