Desde su aparición hace más de treinta años, Los trovadores se ha convertido en un libro de culto no sólo entre los especialistas en literatura medieval, también entre los amantes de la poesía y la cultura. Este hecho inusual se explica por el hecho de que Martín de Riquer logra la suma y síntesis de los estudios existentes sobre el legado de los trovadores, pero también por su cordial erudición, que permite adentrarse en un mundo tan fascinante como inagotable. La introducción al mundo de los trovadores, así como la presentación de los ciento veintidós seleccionados, nos adentran en un mundo medieval constituido por nobles, damas u obispos, entre otros. Al mismo tiempo, ofrece las herramientas culturales y lingüísticas necesarias para disfrutar de las trescientas sesenta y una composiciones recogidas. De este modo, las composiciones de los trovadores, fundamentales para comprender nuestra cultura, quedan al alcance de cualquier lector sensible al fenómeno poético. A la poesía provenzal, constituida por múltiples voces, debemos el concepto de amor cortés, que es el sentimiento sincero frente a las convenciones sociales, pero también las primeras poesías en lengua vulgar y los fundamentos de la métrica moderna. Estos elementos de absoluta modernidad explican que la lectura de estos versos constituya para el lector actual un feliz descubrimiento de aciertos poéticos, sentencias de calado y sentimientos que no han perdido vigencia.