Rhayader, un hombre físicamente deforme por una acentuada joroba y un brazo lisiado, profundamente desairado por una sociedad incapaz de ver más allá del aspecto puramente físico y de apreciar su carácter tierno y bondadoso, se retira a vivir a un faro abandonado en la Gran Marisma, un desolado y solitario pantanal de la costa, uno de los últimos rincones salvajes de Inglaterra. Allí Rhayader disfrutará de la naturaleza y pintará con enorme sensibilidad el olor del frío, la eternidad de las marismas, las criaturas salvajes, el vuelo del amanecer. Solamente Frith, una muchacha de no más de doce años, será capaz de vencer los temores y reticencias e ir a su encuentro y conocer el corazón de un hombre que, sin ser bello llegó a crear mucha belleza. Frith se acerca tímidamente, asustada, pero sabe bien que si alguien puede curar a su ave maltrecha por una tormenta, ése es el extraño habitante del faro. Un hermoso ejemplar de gansa blanca de nieve canadiense será el motivo de encuentro entre dos almas que, sin muchas palabras, saben amar profundamente a las personas, los animales y la naturaleza.