Pocos poetas poseen una voz tan personal, poderosa e influyente como Walt Whitman. Así lo afirma Juan Marqués en su presentación: «el poeta de West Hills consiguió, sencillamente, decirlo todo. Whitman inauguró un mundo, afirmó o insinuó en él todo lo que deseaba o necesitaba afirmar o insinuar del nuestro y después lo clausuró, obteniendo y brindándonos un producto perfecto, macizo, sin grietas. Lo que cantaba de sí mismo lo cantó de todos nosotros, lo que dijo de América lo extendía a todos los rincones del universo». Se han seleccionado para esta antología veintiséis poemas del célebre Canto de mí mismo, con una nueva traducción de Antonio Rivero Taravillo y un impresionante trabajo gráfico de Kike de la Rubia.