En la novela nos encontramos a dos hermanas, bellas, llenas de vitalidad, incitantes, poseedoras de dos caracteres muy distintos. Una de ellas es apasionada, extrovertida, y mantiene dos relaciones sentimentales al mismo tiempo: con un hombre maduro y su hijo. La otra es seria, cerebral y rehúye convertirse en el objeto sexual de ningún hombre, hasta que la seducción se cruza en su camino. Sus travesuras adolescentes son el hilo conductor de esta gran novela erótica en la que el placer llega por lo cuidado del lenguaje y de las situaciones, por la exposición meditada de la belleza y la sensualidad que las dos chicas esparcen a su alrededor. El lector siente a través de la narración como sus manos despegan con cuidado la ropa interior de la piel femenina. El lector se convierte en espectador de placeres que anhela compartir, en cómplice de las travesuras de unas muchachas ya sin flor, que le resultan ingenuas y cautivadoras a la vez. Pero ha de estar atento, las llamadas locuras de juventud deparan sorpresas a cada instante y hay que tener cuidado para no caer en sus juveniles trampas.