María ha logrado lo imposible: tener una vida tranquila. Hasta que, en un giro caprichoso del destino, la nombran directora de su escuela. Su paz se esfuma y su día a día se convierte en una serie de «aventuras» que nunca pidió: albañiles invadiendo los pasillos, familias con la virtud de aparecer en el peor momento, una pila de papeleo que desafía las leyes de la física y una nueva profe con muchas (¿demasiadas?) ideas innovadoras.´
María se ve obligada a retroceder en el tiempo, pues cuando el caos alcanza niveles épicos, la única salida es recordar por qué —y por quién— un día decidió convertirse en maestra.
***
Con su característico humor ácido y una dosis extra de ternura y nostalgia, Maestra de pueblo se despide de María rindiendo homenaje a esos profes que no solo nos acompañaron, sino que nos desafiaron a ser la mejor versión de nosotros mismos y nos enseñaron el significado de la palabra «vocación». Este libro es también un agradecimiento a todos los que, día tras día, se dejan la piel en las aulas para construir un futuro mejor.¡Nadie sale por la puerta hasta que hayamos terminado todos!