El ejercicio de la fisiología sexual es una sólida tradición cuyo estudio (qué ocurre, por qué ocurre y cómo lograr que ocurra mejor) ha constituido la actividad remunerada o el pasatiempo intelectual de cerebros tan variados y eminentes como Leonardo da Vinci, Kyusako Ogino o James Watson, biólogo de fama helicoidal. Y conviene advertir que sus atrevidas averiguaciones se han producido tras las entornadas puertas de laboratorios, burdeles, granjas porcinas, domicilios conyugales, sex shops, oficinas o despachos. Mary Roach («la pluma científica más burlona de Estados Unidos» según el New Yorker) ha dedicado un par de años a husmear por las rendijas de esas puertas para responder a preguntas tan inquietantes como éstas: ¿se puede alcanzar el orgasmo (sólo) con la mente?, ¿tienen erecciones los cadáveres?, ¿es un mito el orgasmo vaginal?, ¿por qué la viagra no hace efecto ni en las mujeres ni, ya puestos, en los osos? O tan turbadoras como ésta: ¿qué «cuerpos extraños» han aparecido en ciertos rectos conducidos precipitadamente a los servicios hospitalarios de urgencia? Roach explica en este libro por qué la excitación sexual y el orgasmo (dos de los fenómenos naturales más complejos, curiosos y gratos) pueden ser tan difíciles de alcanzar y qué está haciendo la ciencia para lograr que la cama sea un mueble cada vez más ameno para sus usuarios.