La contaminación atmosférica ha llegado a tales extremos que ponerse una máscara de gas para salir a la calle es ahora lo más corriente del mundo. Las tasas de mortandad infantil siguen subiendo, y todo el mundo parece estar aquejado de algún tipo de enfermedad. El agua es tóxica y sólo los pobres beben del grifo. Las acciones del gobierno son inútiles, cuando las emprende, y las grandes corporaciones se disputan los beneficios de las ventas de purificadores de agua, máscaras de gas y alimentos «biológicos».El ecologista Austin Train vive a la carrera. Los trainitas, activistas medioambientales y terroristas ocasionales, quieren que encabece su movimiento. El gobierno lo quiere entre rejas o, a ser posible, ejecutado. Los medios de comunicación quieren espectáculo. Todo el mundo tiene algún plan para Train, pero él ya ha trazado los suyos. Y pronto dejará de correr...