El ensayo que el autor realiza, bien puede parecer agresivo y quizá hasta con tintes malinchistas; el propio Octavio Paz menciona en una de sus respuestas en “Vuelta a El laberinto de la soledad” que en un principio al libro se le atribuyó más una cualidad negativa que positiva. No fui ajeno a este pensamiento, sin embargo, conforme avancé en la lectura, me fui dando cuenta que Paz penetra a la raíz de las “heridas”, y, en un intento de promover su curación, no hace más que hablar de ellas tal y como las percibe. Aunque sin duda alguna se trata de una crítica cruda, el poeta insiste en que no tiene otra finalidad más que esclarecer los que considera los problemas que definen a los mexicanos y sus orígenes, y así promover la acción.
hace 13 años