Resumen

Hay que ser muy educado para soportar a ciertos huéspedes, sobre todo si nos rompen los libros, nos muerden los platos y no nos prestan atención. Sobre todo si se instalan en nuestra casa y se niegan a marcharse. Cuando en alguna furiosa noche de invierno oiga sonar el timbre, no acuda a la puerta y apague la luz. «Hace poco vi un estupendo libro ilustrado, El huésped dudoso de Edward Gorey. Si todavía no lo conocen, lo recomiendo sin ninguna reserva.» Herman Hesse.