DUELOS Y QUEBRANTOS

DUELOS Y QUEBRANTOS GIRÓN, ANA

Portada de DUELOS Y QUEBRANTOS
Nota media 9,80 Excelente 10 votos 10 críticas

Resumen

¿Cuántas mentiras son necesarias para defender una verdad?Almagro. Primavera de 1954, dos meses antes de la reinauguración del Corral de Comedias que alberga su Plaza Mayor.A los dos hermanos y actuales regentes de la clínica de referencia de la comarca, el padre Ginés y la enfermera Elisa, se les revela la gestión irregular de las adopciones de recién nacidos. Este proceder de compra y venta, fue instaurado por la hasta entonces gestora del centro sanitario, la fallecida tía de ambos. De tal manera, el voluble Ginés y la estricta enfermera, deberán decidir si erradican o no la deriva de esta institución.A falta de tía a la que exigir cuentas, el Director de la clínica es usado como chivo expiatorio. La venganza del otrora soldado dará un vuelco a la historia de los hermanos y condicionará el desarrollo de la trama.La antigua gestora se definió en vida por su incurable alma quijotesca. Como tal se declara, en las sentencias del Quijote de las que se vale para reafirmar su conducta. Esta impronta, la transmitió a Elisa a lo largo de su crianza.La enfermera en su periplo deberá reformular el sentido de los Duelos y Quebrantos que junto con la clínica, y sin pretenderlo, su tía también le dejó en herencia.

10 Críticas de los lectores

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Los duelos y quebrantos atesoran una historia desde que aparecen en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Este plato se comía principalmente en Castilla durante la cuaresma y alude a esos ayunos que debían guardar los católicos y que se podían quebrantar, los sábados, con torreznos, sesos o los huesos “quebrantados” del animal. El plato continúa hoy siendo fiel a los huevos pero acompañados de chorizo, jamón y tocino, alegrando así a cualquier duelista y reparando todo lo quebrantado. La novela de Ana Girón también guarda la historia desde que España fue sacudida por una de las peores guerras que ha sufrido. El problema es que muchas familias quedaron rotas por la pena y hubo quien se aprovechó de ese dolor para quebrantar el de otros, por supuesto, fieles al régimen dictatorial impuesto. Duelos y quebrantos es una novela dura. Comienza in medias res; la tía Paca ha muerto y, durante el duelo, se presenta una pareja en la clínica que presidía, exigiendo la recién nacida prometida. Los sobrinos de Paca, Elisa y el cura Ginés, se muestran sorprendidos ante tal actividad de su tía y el Director les confirma que esa práctica se ejercitaba desde años antes de que él empezase a trabajar allí. La cuñada de la finada, la Duquesa, estaba al tanto aunque pensó que si lo hacía Paca sería lo mejor para todos, «—A los que han parido se les dice que su hijo falleció […] A los adoptivos, que los niños han sido dejados allí ante la imposibilidad de mantenerlos […] es lo más sensato». El caso es que, a pesar de llevar a cabo durante años esa práctica, los que trabajaban en la clínica no se enteraron o no quisieron hacerlo. A veces es mejor mirar hacia otro lado para no salir de la zona segura. Al poco de morir Paca, Claudia, la hija de la Duquesa y prima de Elisa, se casa con Marcos, un psicópata que solo aspira a tener descendencia para heredar el ducado de su mujer, a la que maltrata desde la primera noche. La madre de Marcos, Inmaculada, lo sabe y no hace nada por evitarlo. También lo sabe Gonzalo, hermano gemelo de Marcos, médico de la clínica, que acabará teniendo, de alguna manera, aquello que desea: —¿Crees que tu hermano sabrá tratarla —preguntó doña Inmaculada. —Algún día tendrás un nieto que será duque […] Si pudiera, yo me cambiaría por él. Y así, con la muerte de Paca y la boda casi inmediata de Claudia, comienza la novela. Después nos enteraremos de que esta chica fue pretendida por el Director de la clínica, a quien el primo Ginés, en calidad de cabeza de familia, rechazó como marido de la duquesita por no pertenecer a la aristocracia y por tener el rostro totalmente desfigurado. El director acepta la decisión de Ginés y Claudia se tranquiliza al no tener que soportar la vista de semejante deformidad el resto de sus días. Según avanza la trama nos damos cuenta que, de una forma u otra, Claudia había nacido para sufrir. Como tantas mujeres, había sido educada para construir su futuro al lado de un hombre. Estaba mejor visto una mujer casada y maltratada que soltera y feliz. Duelos y quebrantos no mantiene una narración lineal. En un momento determinado, por un dato real, tenemos la certeza de que transcurre en 1954, pero los flashback nos llevan hasta 1936, cuando comenzó la guerra y los campesinos empezaron a moverse, a huir, a embrutecerse a fuerza de ser tratados como animales aun en la niñez. Ana Girón no escatima detalles de cómo se echaron a perder las vidas de los que, desgraciadamente, hubieron de seguir en una época en la que las mujeres y los niños, a pesar de no estar preparados y de acarrear traumas imposibles, salieron adelante El presente queda interrumpido por el recuerdo de los personajes o del propio narrador que, omnisciente, nos va dejando pistas sobre cómo termina la historia. No quiero desvelar nada porque el lector no lo percibe; desde el comienzo quedamos imbuidos de dolor constante y constantemente rechazamos a esos seres incapaces de suscitar cualquier poder de persuasión en nosotros. Los hombres, cobardes, rozan lo patológico; las mujeres, sumisas, viven en continuo temor y ofrecen un ambiente opresivo que no nos abandona ni cuando somos testigos de escenas, supuestamente alegres, relatadas con un lirismo exquisito. He estado en Almagro en bastantes ocasiones para ir al teatro y en varias de ellas he presenciado el paseo que los recién casados dan por la Plaza Mayor aun hoy en el siglo XXI. Siempre es motivo de alegría, pero el malestar que nos produce al leer la marcha nupcial de Claudia y Marcos, al principio de la novela, marca la desazón que tendremos hasta el final. La comitiva pasaba por la siniestra de los ochenta y un fustes de la Plaza Mayor […] Avanzando por la calle de las Nieves, el viento solano y arenoso se estrellaba a dentelladas contra el arco del triunfo de la casa del prior […] Las nubes no se habían decidido por empapar con alguna suerte de ventura a la novia y, por tanto, tampoco a llorar sobre ellos. Y no supo qué pensar. Duelos y quebrantos recuerda, con un lenguaje casi lírico, a las novelas extensas del Realismo decimonónico. Los personajes son testimonio de la clase burguesa de las décadas 40 y 50 del pasado siglo, tiempo en el que transcurre la historia. El director, la tía Paca, Elisa, su hermano el cura, la Duquesa y su hija Claudia, doña Inmaculada y sus hijos Marco y Gonzalo; todos están bien posicionados económica y socialmente. Los hombres, despreciables, están amparados en su condición y en las ventajas que les brinda la sociedad para medrar a costa de lo que sea, sin importarles nada ni nadie que no sean ellos mismos. En las mujeres encontramos alguna diferencia, por un lado destaca el carácter veleidoso de las damas, abocadas a un sufrimiento determinante por no saber o no querer cambiar su papel; la joven Claudia se comporta de forma absolutamente infantil, en ningún momento reacciona a la tiranía o al abuso sino que, obediente, cumple con lo que se espera de ella. A Paca le tocó en su juventud una vida dura; dedicada a ayudar a los demás con paciencia, generosidad, valentía y fluidez expresiva, de la que se valía para mentir amparándose en la piedad. Elisa también se expresa de forma segura, es inteligente, razonable y no está dispuesta a continuar con los delitos de su tía aunque será ella quien lleve a cabo una última falsificación. Los personajes secundarios, todos obreros, aparecen para que identifiquemos los espacios en los que se mueven, el campo, la calle, las cocinas… Son quienes lo saben todo y todo lo callan para dotar a la novela de cierto valor sociológico. Creo que la clínica es la protagonista dominante. En ella los personajes se refugian para aliviar sus duelos o restablecer sus quebrantos. La clínica aparece como testigo de lo que sucede con los hombres y con las mujeres; nos remite a la tiranía de los mandatos heredados; la clínica es un microcosmos reflejo de una sociedad cerrada, opresiva, determinista, cuya única salida es, probablemente, el cambio que le quiere dar la nueva directora. Reflexionando sobre la clínica podemos hacer una lectura sociocrítica de la España de la posguerra, donde el abandono y la desesperación dejaron huella, «Los niños dejaron de serlo y los hombres también». La autora ha salpicado Duelos y quebrantos con alusiones a grandes obras literarias; como es lógico, las citas al Quijote pueblan las páginas para que los personajes influenciados por la tía Paca puedan reflexionar sobre sus actos: «Advirtió Quijote a Sancho que el amor, cuando toma posesión de un alma, lo primero que hace es quitarle el temor y la vergüenza». No solo tiene cabida la obra de Cervantes, encontramos referencias a Juan Ramón Jiménez, «Mis ojos, ¡tan lejos de mis oídos!», a Óscar Wilde «Su vergonzoso retrato no pudo resguardarlo en un lienzo oculto, cual eterno y lozano Dorian» y hasta a Rodrigo Díaz de Vivar «Ay, qué buen vasallo sería si tuviese buen señor». Pero estas citas son testigo de la miseria de un pueblo que, guiado por el odio y la envidia solo pudo comportarse de forma cicatera. Cuando nos damos cuenta de esto es cuando somos conscientes de que lo que realmente importa en Duelos y quebrantos es la evolución de Elisa, entonces, las demás acciones que aparecen quedan en un segundo plano. Ana Girón ha escrito una novela altamente realista, de argumento creíble, con escenarios reconocibles por los lectores para analizar una sociedad descrita de forma meticulosa, en donde la marginalidad de la mujer —en todas sus vertientes— y del hombre sin recursos es el tema fundamental. Marginalidad de los que, a pesar de las desventajas que sufren, no pueden abandonar el sentido de culpa por lo que les ocurre. Enlace: https://elblogaurisecular.bl..

hace 6 días
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Ana Girón nos obsequia con una novela que no solo da gusto leer, sino que cuando empiezas quedas atrapado en la trama, que nos habla de la posguerra con sus injusticas, pero también de como los actores de ese periodo de tiempo siguen sus vidas, con sus duelos y quebrantos, unos intentan enmendar su existencia -aunque no necesariamente sus errores-, otros buscan como “ayudar” a otros siguiendo sus propios criterios -que no siempre son compartidos por la mayoría. El asunto es que poco a poco, vamos enlazando el pasado y el presente de los personajes y caemos sin percatarnos de ello en una trama familiar donde abunda el duelo por lo perdido y el quebranto por lo que descubrimos no es como lo creímos. Doña Paca es dueña y regente de un hospital que ha ido creciendo, al morir en forma repentina, sus sobrinos Elisa y Ginés heredan la empresa, pero se enfrentan a una realidad que posiblemente nunca quisieron “ver”, pues resulta que la tía Paca junto al director del hospital, se encargaban de reubicar recién nacidos de familias en condiciones sociales y económicas muy difíciles, con familias mejor colocadas que les garantizaran a los niños una vida mejor. Es acá donde se inicia una serie de dilemas éticos que sumen a cada uno de los personajes en la revisión de lo que ha sido su vida y en las decisiones que han de tomar en adelante. El final de la trama es sencillamente tan genial como inesperado, haciendo que cada actor consiga un cierre, a mi parecer, bien merecido, para bien o para mal. Es una novela atrapante, con algo de misterio, de amor, de venganza y mucho más que se recomienda por si sola, pero que yo reafirmo, esperamos poder seguir leyendo nuevas propuestas de Ana Girón, y si usted aún no conoce este, búsquelo pronto, que vale la pena.

hace 6 días
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Duelos y quebrantos que no se comen. Se sabe: el objetivo elemental y explícito de los relatos que los seres humanos vienen contándose desde hace miles de años —primero de forma oral, luego también por escrito y hoy sobre todo mediante imágenes que emanan de pantallas— es entretener. Pero muchos, consciente o no el autor, lo sobrepasan: dan informaciones sobre diversos ámbitos de la vida, transmiten ideas y valores, previenen de peligros, incitan a obrar de cierta manera, instruyen y educan en definitiva. Ahí está el Quijote, por ejemplo, al que se le han hecho decir infinitas cosas, razonables o extravagantes. Ahora bien, estoy convencido de que, al menos en el oyente, lector o espectador común, la eficacia instructiva y educadora del relato será mayor cuanto más entretenido: el Quijote es de nuevo un buen ejemplo. ¿Por qué empiezo descubriendo el Mediterráneo? Porque la novela que leo es entretenida pero no se queda en el mero entretenimiento, y porque —se ve ya en el título— encuentra en el Quijote una de sus principales referencias. Me atrevería a afirmar, si la palabra no estuviera tan percudida, que la novela de Ana Girón es apasionante: por el argumento, por los personajes, por la técnica y por la entidad de la escritura misma. El argumento es un mosaico de historias de la Guerra y la Posguerra que terminan confluyendo en un sórdido asunto de plena actualidad informativa concretado a modo de compendio y paradigma —acaso por motor de toda ella— en el tramo final de la novela. Integran cada historia peripecias diversas, algunas violentas, otras enternecedoras, no pocas triviales, bien ensambladas —sin que a la autora le sobren ni le falten piezas— y dosificadas con destreza para producir expectación e intriga: desde la primera página mantienen el interés del lector. Los personajes, atractivos, bien dibujados, con personalidades y caracteres definidos y distintos, comparten un rasgo: la ambivalencia moral, que no siempre es depravación o cinismo, sino simple, y humanísima, adaptabilidad. No hay buenos ni malos; en mayor o menor grado, todos actúan en ocasiones rectamente y en ocasiones son capaces de la perfidia absoluta o de la cruda hipocresía. El lector no se lo reprocha, tal vez porque de alguna forma se reconoce en ellos: al fin y al cabo, no hay por el mundo tantas personas de una pieza, menos aún si han sobrevivido a las atrocidades de la guerra y a las indignidades que suelen seguirla. La técnica novelística es primorosa y —la autora no alardea— discreta. Los dos tiempos en que sucede la novela —la Guerra y la Posguerra suavizada de los años cincuenta— se alternan en los sucesivos capítulos, de modo que el lector, además de ver a los personajes en dos momentos diferentes de su existencia, ve también con suma nitidez y perfecta naturalidad el sucederse de causas y efectos que explican la forja de sus personalidades, la naturaleza de sus comportamientos y el atarse y desatarse de la trama. Y la novela está muy bien escrita. Quiero decir que, aunque no sea una «novela del lenguaje», el lenguaje se cuida, se adapta a lo que requieren los personajes y la trama, resulta atractivo y, a efectos de la comunicación, muy eficiente. Brilla mucho la calidad de la escritura —del estilo— en los paisajes escabrosos: las acciones y emociones aparecen vivamente retratados, pero el lector no encuentra allí morbo ni regodeo ni excesos de ninguna clase. En resumen: una historia bien contada y entretenida, una excelente novela. Pero, como recordaba arriba y ocurre en todas las buenas novelas, hay más: el clima de la Guerra y la Posguerra, una mirada escéptica sobre los seres humanos y, por encima, un mensaje de aliento y perseverancia, nada ingenuo, para habitar aquí con cierta dignidad. Duelos y quebrantos es la primera novela de Ana Girón; sus cualidades provendrán, seguramente, del talento natural, de las lecturas, que se revelan abundantes y atentas, y de la condición profesional de psicóloga. Sin duda, tales ingredientes, cuidados con esmero, harán que su prometedora carrera literaria nos dé en el futuro otras alegrías. Y para los almagreños la novela tiene un atractivo añadido: buena parte de ella se desarrolla en Almagro. Un Almagro «novelizado», no real; en cualquier caso con elementos y detalles —algunos extraordinariamente precisos— para hacerlo verosímil, que es lo único que se precisa en este tipo de novelas. Los almagreños deben agradecérselo, porque, habiendo podido situar la acción en cualquier sitio, Girón, andaluza, eligió Almagro, y eso es una señal obvia de amor. ¿Cómo podrían agradecérselo? Comprando y leyendo la novela. En Macondo la venden (y en Amazon). https://beatusquilegit.blogspot.com/2022/08/

hace 2 semanas
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Esta primera novela llegó a mis manos por la generosidad de la propia autora y he decir que espero que vengan muchas detrás. Es una historia muy bonita, ambientada en la postguerra española, bien tramada y tejida, que además de la historia que cuenta, nos enseña como el ser humano puede dejar esa condición si pierde las referencias, como en cualquier guerra, independientemente de ideologías, creencias o bandos, y si bien es cierto que la manera de narrar me resultó en algunos momentos complicada de seguir, por la construcción de las frases, las comparaciones y los saltos en el tiempo, el resultado final, sorpresas incluidas, es una novela que cuanto más avanzas, acelera el ritmo y más quieres saber, es difícil dejarla hasta el bien cerrado final.

hace 2 semanas
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Lo que nos hace humanos. Nuestras complejidades y toda esa gama de sentimientos, emociones y decisiones. Lo que nos rodea y cómo influyen nuestro tiempo y nuestras circunstancias en lo que somos. Materia viva con la que Ana Girón construye los personajes de su novela Duelos y quebrantos. Una historia que toca diversos puntos sin extraviarse. Con un lenguaje exquisito, cuidado, pero que sabe llegar a los lectores. Una historia que te hace pensar qué harías tú ante una situación similar, cómo la enfrentarías, qué cambiaría dentro de ti. Dos mujeres inolvidables, Paca y su sobrina Elisa. Unidas aun después de la muerte de la primera, unidas por el amor, por la herencia, la profesión, por Don Quijote y los secretos. Dos mujeres hechas a sí mismas a pesar de las circunstancias. Dos mujeres que cargan con el peso de sus decisiones, de su inteligencia, del mundo que les rodea, un mundo de personajes también complejos, también llenos de secretos. La guerra civil se toca en esta novela. Se siente como con un fantasma que llena de esqueletos el armario. El pasado siempre nos alcanza y esos esqueletos serán descubiertos. Los lectores armaremos el puzzle capítulo a capítulo mientras en la historia se toman decisiones para la gestión de un hospital familiar que Elisa ha heredado de su tía. La guerra no tiene vencedores ni vencidos en esta novela, no se profundiza en los hechos, en los datos; la guerra en Duelos y quebrantos es una máquina que rompe todo lo que toca, que destroza vidas, que reconfigura la brújula moral y las lealtades de los que sobreviven en ella. La guerra, cualquiera, deja cicatrices que no se cierran y que deberán arrastrar hasta que salen a la luz para terminar de devorarlos Las fantasmas del pasado nos persiguen, pero también heredamos los fantasmas de la personas cercanas. Aquí la herencia es trágica. Los daños parecen irreparables. El dolor y la venganza acechan, se cuelan en todos y cada uno. El tiempo en el que nos ubicamos hace un flaco favor a la libertad individual. Ese apretado corsé moral (y los terribles secretos) serán el detonador que parece destruirlo todo. Tragica y bellamente escrita. Ana Giron cuida cada detalle. En medio de toda esa profundidad encontramos el consuelo de la literatura, del Quijote en particular. La pasión de Paca y Elisa por la obra de Cervantes se vuelve contagiosa. Para ellas, todo está allí: el secreto de la vida, la sabiduría, las palabras justas en el momento correcto. Cervantes forma parte del nexo de amor entre una tía excepcional, a pesar de algunas desiciones cuestionables (que cada lector juzgará como crea conveniente) y su sobrina, un personaje enorme. Un nexo fuerte y que, de alguna manera, resulta consolador. Hay un tema que es primordial, y por lo tanto no puede obviarse: las adopciones clandestinas. Es muy interesante ver cómo se desarrolla en la novela. Las posturas de sus personajes, las condiciones en las que se da, lo que genera. Han pasado algunos días desde que finalice la lectura y aún sigo dándole vueltas. Sin blancos y negros. Todos los grises que te puedas imaginar transitan por Duelos y quebrantos. Tonos de gris que deberán enfrentar sus demonios y padecer los demonios ajenos. Una novela que nos hace sufrir pero también refrendar el poder de las historias. Emociones fuertes y profundas, situaciones trágicas narradas con estilo, con corazón y carácter. Gracias a la autora, Ana Girón, por compartir su talento con esta servidora. Hasta la siguiente lectura.

hace 2 semanas
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Duelos y quebrantos (2022) es una novela autoeditada que me ha sorprendido por su excelente calidad literaria y narrativa. Ignoro si Ana Girón tiene padrinos que le puedan ayudar a navegar en el proceloso mundo editorial. Ojalá sea así, porque es lo único que le hace falta para triunfar. El talento ya lo tiene. El relato se inicia en la localidad de Almagro, en 1954. Tras la muerte de Doña Paca, son sus sobrinos quienes deben hacerse cargo de su gestión. Elisa, la enfermera; Ginés, el cura. Una de las primeras decisiones que deben tomar es si hay que continuar o no con la práctica de adopciones irregulares de recién nacidos. Los hermanos optarán por deshacerse del Director de hospital, un personaje enigmático de rostro desfigurado. Este, humillado, tratará de vengarse. No podría decir más sin desvelar la trama, que está llena de giros inesperados (la historia esconde mucho más de lo que anticipa esta breve sinopsis) y que mantiene al lector pegado a las páginas de una forma casi natural. Eso sí, recomiendo a todo el mundo leerla y disfrutarla como yo he hecho. Más allá de la trama, hay otros aspectos de Duelos y Quebrantos que merece la pena destacar: El primer tema a tratar es la cuestión moral de las adopciones ilegales. Un asunto que va mucho más allá de la ficción. Los pobres se deshacen de sus retoños, a los que no pueden mantener, mientras que las parejas pudientes, que no pueden tener hijos, encuentran así una manera de hacer su sueño realidad. La intermediación tiene un precio. Desde el punto de vista humano, es una aberración; desde una postura más pragmática, una solución satisfactoria para todas las partes. Para los desalmados, una forma más de enriquecerse. Otro tema secundario que está en las páginas de la novela es el de la redención, que no perdón. ¿Puede una persona normal llegar a cometer los más atroces crímenes sin sentir remordimiento? ¿Puede esa misma persona cambiar y tratar de reparar, al menos, parte del daño causado? El tema es interesantísimo. Indudablemente, en Duelos y quebrantos encontramos también un reconocimiento a la mujer, aunque sin caer en argumentos facilones y juicios anacrónicos (esos errores se estilan mucho en las novelas históricas actuales). Salvo para las más resignadas, ser mujer en la España en los años 50 no era fácil, por eso Doña Paca es una rara avis que se empeña en nadar a contracorriente, arriesgar y ganar. También Elisa tratará de ser la dueña de su destino. La novela también contiene numerosas referencias a los clásicos de la literatura española, en especial a Cervantes, al que tanto Doña Paca antes, como Elisa después, citan constantemente. Un hilo conductor. Las dos acuden al Quijote en busca de sabiduría o consuelo. Todo lo que una persona debe saber ya está escrito en sus páginas. El gran faro moral e intelectual. También me ha gustado el modo en el que la autora trata el siempre espinoso asunto de nuestra Guerra Civil. Casi todos los personajes de la novela, especialmente uno, arrastran las marcas la tragedia nacional. Ana Girón no cae en la simpleza de dividir la contienda entre buenos y malos. En realidad, la única división posible es la de los malos contra los débiles (me permito aquí parafrasear a Rubén Darío). La guerra no es más que eso: el terreno abonado para que la maldad y la barbarie triunfen, da igual el uniforme que vistan. Por último, tengo que insistir en lo bien que escribe Ana Girón. A mí me ha ganado con su estilo sencillo, certero y delicado. Con él es capaz de contarnos esta historia tremenda, salpicada de escenas terribles y crudas, pero también con momentos emotivos e inolvidables. Una grandísima novela. https://humildelector.com/2023/01/20/duelos-y-quebrantos-ana-giron/

hace 2 semanas
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Duelos y Quebrantos es de esas lecturas que cuando empiezas a leer no puedes ni quieres parar, ya estás atrapada. Corren los años 50 en Almagro, doña Paca es una solterona con la gracia natural gaditana dueña y presidenta de una clínica que muere de forma repentina y sus sobrinos herederos Elisa, enfermera, y Ginés, sacerdote, tomarán las riendas de la empresa. Será entonces cuando estos hermanos tengan conocimiento de la práctica clandestina de adopción de bebés que la clínica mantiene desde hace años y la primera medida para el cese de esta actividad es el despido del Director. En torno a esta premisa Ana Girón teje una interesante trama partiendo de las historias de unos personajes muy bien construidos, en el presente y el pasado - flashbacks -, las decisiones erróneas o certeras en sus vidas que marcarán sus duelos y sus quebrantos. Con una prosa sencilla y precisa que nos regala retazos literarios en especial del Quijote de Cervantes, biblia de mano de doña Paca y que heredará Elisa, la narración fluye sin prisa pero sin pausa con giros que nos sorprenderán. Una original puesta en escena ambientada en la posguerra no exenta de controvertidas temáticas como la adopción o robo, según se mire, de bebés y nuestra cruda guerra civil, la barbarie bajo el color de cualquier uniforme y en la que asistiremos a la reinauguración del Corral de Comedias, lugar emblemático y de experiencias mágicas para los amantes del teatro ¡Y por muchos años más! Recomiendo esta más que buena lectura y agradezco a su autora este delicioso regalo. Ana Girón, te deseo mucha suerte y éxitos futuros, será un placer leer tus nuevas historias.

hace 2 semanas
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Duelos y quebrantos es una excelente novela de una autora nobel llamada Ana Girón. Una historia muy bien armada, con un argumento y unos personajes muy creíbles y bien definidos. Con un vocabulario amplio y exquisito que la autora domina a la perfección. Una historia que hay que leer despacio y reposadamente, volviendo atrás, si conviene, en algunos párrafos para apreciar el sentido y significado que la autora les ha querido dar. La acción empieza en Almagro en 1954. Doña Paca, dueña y gerente de la clínica hasta su muerte repentina, la ha dejado en herencia a sus sobrinos Elisa y Ginés. Elisa es enfermera y lo ha aprendido todo de su tía; su hermano Ginés es sacerdote y no se ha involucrado en la gestión de la clínica, que ahora gestiona su hermana. A raíz de la visita de un matrimonio reclamando una niña recién nacida que doña Paca les había prometido, los hermanos descubren la venta y adopción de recién nacidos que se ha estado realizando en la clínica durante años y de la cual no sabían nada. Ante la connivencia comprobada del director de la clínica con su tía en las adopciones ilegales, los hermanos deciden despedirlo... A partir de estos hechos vamos conociendo en profundidad a cada uno de los personajes, con saltos al pasado de cada uno. Sabemos con todo detalle de su experiencia vital en el pasado, lo que conformará su carácter y sus acciones en el presente influyendo en la vida y acciones de los demás. Doña Paca primero y su sobrina después, se han regido por las enseñanzas del Quijote, que ha ejercido mucha influencia en sus acciones pasadas y presentes, con frecuentes referencias a lo largo de la historia. También la autora bebe de los clásicos y en especial del Quijote; nos encontramos muchos párrafos que, al igual que en la obra de Cervantes, dicen mucho más de lo que dicen las palabras que en ellos hay escritas. Vale la pena recrearse en la lectura para sacarle todo el jugo a las palabras. El desenlace final me ha parecido original e inesperado, una especie de justicia poética para dejarlo todo en su lugar. Puedes estar de acuerdo o no con las decisiones y acciones de los personajes pero hay que reconocer el buen hacer de la autora que nos ha presentado una historia muy bien desarrollada de principio a fin, que te atrapa y te retiene esperando la resolución de todos los problemas en los que se ven envueltos los personajes. Deseo de corazón que Ana Girón reciba el merecido reconocimiento a su obra y espero tener la oportunidad de seguir leyendo sus próximas publicaciones. ¡Feliz y reposada lectura!

hace 2 semanas
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Colaboración con Ana Girón Este libro lo podéis encontrar en kindleunlimited y papel en http://tiny.cc/3em4vz . En un lugar de la Mancha que cuyo nombre es Almagro había una Clínica con propietaria muerta y niños robados por doquier ….. Así podría empezar la sinopsis de Duelos y Quebrantos en homenaje a las múltiples citas que contiene de El Quijote y otros autores clásicos que ya le concede al libro una aureola especial para narrarnos un drama familiar. La historia de una familia en un punto concreto, 1954, que mientras se va desgranando nos transporta a momentos de la Guerra Civil Española donde las vivencias de los personajes van cimentando lo que nos encontraremos en el momento presente de la historia. Una trama que tiene de todo, un poco de historia, amores complejos e incluso malsanos, traiciones, muertes, todo perfectamente definido en el título, un sinnúmero de Duelos y Quebrantos. Y quien brilla con luz propia, la que lleva el peso de la narrativa en la actualidad pero no tanto la del pasado, es Elisa, la nueva directora de la clínica, sobrina de la fallecida y quien tiene que afrontar todo un mundo que desconocía. Una mujer fuerte, resiliente que deberá enfrentarse a hombres que no la quieren ver en su puesto y la quieren controlar para sus propósitos. Y a su alrededor el resto de los personajes, que de una u otra manera tienen relación con ella, ya sea por lazos de sangre, profesionales o de amistad, que se moverán por intereses y van creando un drama cada vez más profundo, donde muchas veces la ética y la moralidad brillan por su ausencia. El pasado de los personajes, llenos de secretos junto con los sucesos en la actualidad de la novela son resueltos constantemente con giros que el lector no se espera, hasta llegar al final con más giros que te deja sorprendido por como finaliza la historia. Uno se puede esperar este final ? podría ser, pero nunca de la forma que sucede. Y lo importante, como la autora nos va regalando estas situaciones inesperadas, sin ser forzadas y aprovechándose de ellas para hacer crecer la historia. La autora trata muy bien los actos de las personas, y sobretodo como las personas pueden cambiar al verse envueltos en una guerra y que ésto condicione sus actos futuros. Ésto es un de los puntos fundamentales del libro, donde la autora sabe jugar a la perfección como cambian las personas para dar todos estos giros y que la historia avance a la perfección en los saltos entre presente y pasado. El único pero que le pondría, y esto es más gusto personal que no un error o una mala concepción de la historia, es la utilización de bastante circunloquios, no es una escritura directa y rápida, es más bien reposada, que necesita de una lectura con calma para adentrarnos en toda la historia, pero que merece toda la pena esa atención para disfruta de una buena trama y de esa historia que muchas veces la historiografía ha pasado de puntillas …. la de los niños robados durante un largo período del siglo XX en España y que la autora traslada perfectamente y sin esconderse en este Duelos y Quebrantos. https://www.instagram.com/p/Co9n0RgIDdi/?img_index=1

hace 2 semanas
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No hace mucho comenté de la familia de Pascual Duarte, que lamentablemente nuestros autores contemporáneos habían perdido el gusto o la virtud, de aquellas cuidadas prosas del siglo XX. Ana Girón se ha empeñado en ser una anomalía en la actual literatura y un remedio muy eficaz para mi nostalgia. Lo primero lo paga caro. Frente al incomprensible y desmedido torrente de publicaciones porno disfrazadas de la etiqueta de romanticismo o erotismo, las editoriales olvidan la buena escritura buscando la gloria de Grey y compañía. Las ventas mandan. Hoy en día es mucho más sencillo encontrar en las librerías títulos como: "Sexo sucio" "El cornudo" o "Hasta por la oreja" que "El camino" de Delibes. Visto el panorama, resulta misión imposible que emerjan autores con buen don de palabra y tramas que se desarrollen a velocidad de crucero. Tenemos demasiada prisa. La velocidad nos ha derrotado. En cuanto a mi nostalgia, otro gallo nos canta. Con esta novela me reencuentro con aquella narrativa de antaño, donde lo único que cambia es un vocabulario actualizado pero que sacia mi anhelo por no decir, mi desesperanza. Duelos y quebrantos llega a mis manos por accidente, o mejor dicho, por el tesón de una autora que conoce los infiernos de la autoedición pero que confía ciegamente en su calidad literaria. La novela de Girón, bien podría pertenecer a aquel "tremendismo" de Cela al que a mí me gusta más tildarlo de realismo, pues estoy convencido de que muchas realidades silenciadas superan a la ficción. La trama se sitúa en la siempre difícil posguerra y arranca en una clínica donde la herencia de Paca, su anterior propietaria, deja al descubierto el comercio de recién nacidos. Niños robados. Pero no es esta su trama principal, sino el punto de partida para conocer las turbias vidas de todos los personajes que danzan alrededor. Mediante saltos temporales sin datar (quizás el único pero, aunque tampoco entorpece la lectura) conoceremos pasados y presentes de unos actores excelentemente perfilados. Todos y cada uno de ellos con muchas sombras. Aquí no hay malos ni buenos. Son, simplemente, humanos llenos de errores donde la violencia, los duelos y sus quebrantos actúan como nexos de unión. En realidad es la lucha por sobrevivir a los dramas de cada cual. La obra cuenta con infinidad de guiños a algunos clásicos, en especial a Cervantes y su Quijote, de hecho, forman parte de la filosofía y pensamiento de nuestra protagonista y otorgará fáciles sonrisas al lector. No me queda más que recomendar la novela a todo aquel amante de la buena prosa, de ritmo sereno pero que se interrumpe con sobresaltos. Yo la he disfrutado muchísimo. Y, lo más complicado, pues no encontraré jamás palabras para agradecer a Ana Girón, el regalo de su trabajo, que estimo como inmenso y de altísima calidad. Este libro y esta autora, deberían de rifársela todas las editoriales, si de verdad amaran la literatura.

hace 2 semanas