Sabrina Klever nunca pensó que, cuando todo le había dado la espalda, el conde de Lancashire la salvaría. Tampoco imaginó que casi seis años después se encontraría, cara a cara, con el último hombre al que hubiera deseado volver a ver: el barón de Sheringham, que acaba de regresar de la guerra contra Napoléon. El barón de Sheringam ha regresado con el único deseo de olvidar los horrores de la guerra. Lo único que le ha mantenido cuerdo ha sido evocar unos ojos violetas que lo atan a un pasado feliz, antes de conocer la furia de un tiempo de sangre y muerte. Sin embargo, cuando encuentra a Sabrina viviendo en casa de su abuelo y a pesar de la profunda atracción que siente por ella, no está dispuesto a que manejen sus sentimientos. Su misión es otra: desenmascarar a la mujer que pretende quedarse con parte de su patrimonio. Aunque para ello tenga que renunciar a la pasión.