En los tres ensayos que componen esta obra se muestra no sólo la multiplicidad de relaciones ente dos artes, sino principalmente la ubicuidad del movimiento y la danza en la literatura, en particular en la narrativa de ficción, cuando ésta se escudriña con los conceptos generados por los estudiosos del movimiento y la danza. En especial sorprende el uso del Alfabeto del movimiento con el que Dolores Ponce hace emerger verdaderas danzas en varias novelas y cuentos que invitan a releerlos desde otra perspectiva.