Se suele decir que en los frascos más pequeños se encuentran los mejores perfumes y que en los lugares más insospechados es donde surge la belleza, lo mismo que lo mejor llega sin buscar. Esta serie de paradojas resultan totalmente coherentes para presentar el último libro de la escritora británica Caitlin Moran. En Cómo se hace una chica, Johanna Morrigan pertenece a una familia numerosa cuyo padre tiene problemas con el alcohol y la madre depresiva no está pendiente de sus hijos como debería. Además, todos subsisten gracias a las ayudas sociales y Johanna debe lidiar también unos quilos de más a sus escasos catorce años. Pero lo que más llama la atención de esta joven es que siempre está de buen humor y es capaz de encontrar el lado positivo de las cosas, pese a que su situación no es nada fácil ni envidiable. Consciente de que cada uno es responsable de encontrar su lugar en el mundo y que es importante perseguir nuestros sueños, Johanna está convencida que su pasión por la música la puede llevar lejos y por eso decide convertirse en crítica musical y publicar bajo el seudónimo de Dolly Wilde. No se puede tener más suerte porque, aunque parezca increíble, tras ganar un concurso, la chica consigue escribir para una de las revistas de rock más importantes y leídas en Inglaterra. A partir de aquí comienza un viaje frenético de autoconocimiento donde las primeras experiencias sexuales, el alcohol y el tabaco son el camino que marcarán su aprendizaje vital y su maduración. Lo más bello se funde con lo dramático y Johanna nos cuenta sus experiencias en primera persona con un lenguaje directo, corrosivo y desde el sarcasmo más hilarante. Somos testigos de cómo esta adolescente busca su sitio en un mundo de hombres, para el cual nadie la ha preparado en absoluto, pero en el que se mueve con una facilidad sorprendente. No es lo que ocurre, si no cómo nos lo cuenta, lo que más llama la atención del libro y lo que lo convierte en inigualable. La fuerza de la feminidad vista desde dentro y la confianza en uno mismo para sobrevivir en un mundo duro y ser feliz. (Àngels S. Amorós, 5 de diciembre de 2016)
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