«El tiempo, qué cosa más curiosa. Papá habla mucho de ese tema. Pero creo que yo sé más del tiempo que él…». Los niños tienen un concepto del tiempo muy diferente al de los adultos. Para ellos el tiempo no existe, solo existe la diversión. Pero los adultos, con sus prisas para todo y sus mil quehaceres, no se ocupan de «disfrutar» ese tiempo como los niños. Nunca tenemos tiempo para nada: para jugar, divertirnos, compartir… ¡para vivir!