Esta obra de ficción asentada sobre un fondo histórico veraz combina a la perfección aventuras de trama sencilla, más enfocadas a un público juvenil, con conspiraciones nobiliarias y líos de corte, cuyos acontecimientos pueden resultarle más atractivos a lectores con un bagaje literario amplio y, desde luego, interesados en la historia. El autor maneja y juega estupendamente con el lenguaje, que es coloquial cuando se requiere y elevado en ocasiones, en especial las imaginativas metáforas que pueblan el relato me han gustado mucho.
Por contra diría que el ritmo de la obra hacia el ecuador de esta, y sobre todo en la recta final, decae un poco. Pienso que Narla ha querido explicar las costumbres, rituales, etc., del pueblo vikingo, sin darse cuenta de que las peripecias que le deberían estar ocurriendo al protagonista en ese momento para atrapar a los lectores no lo estaban haciendo, es decir, se produce un estancamiento en el desarrollo de la acción, pero vamos, que para nada desluce a la obra en su conjunto, simplemente le sobran 100 o 200 páginas al volumen.
Lo dicho, que esta obra, como fue concebida como épica, y de hecho consigue serlo, incluye entre sus páginas una batalla colosal, incluye la emigración del protagonista, con la consiguiente nostalgia que deberá superar, etc...
hace 5 años
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