Animalitos es un libro de relatos cortos con un hilo conductor, que son las emociones y las vicisitudes de la vida de Inés, la protagonista. Es una obra de claroscuros y contrastes en los que Inés trata de abrirse camino en un mundo adulto complejo e inseguro. Inés tiene veinticinco años, ha perdido su trabajo, vive sola, sus amigas se fueron a vivir a otras ciudades y no logra superar la ruptura con Javier. Ha dejado de lado sus estudios universitarios, ya no acude a terapia y podemos ver los síntomas de su depresión porque se ha abandonado a sí misma y su hogar. Vive entre ratas, con bultos de ropa tirados en el suelo. Duerme de día y por las noches sale a beber alcohol y pasa los días ebria, queriendo dormir para alejarse de la realidad y al mismo tiempo temiendo el momento de ir a dormir porque le aterra estar sola.
En sus sueños son recurrentes la guerra y las bombas, que representan su miedo a la vida adulta, a que le ocurra algo malo. Su vida está alterada y en decadencia. Ha perdido la seguridad y compañía de la infancia, no se ve capaz de afrontar su vida. Ha caído en un círculo de sexo desenfrenado, alcohol y estupefacientes para que la vida sea más leve. "Me duermo esperando no despertarme porque me da miedo el mundo mañana’".
Los contrastes están narrados de forma increíble, describiendo de forma tierna los momentos de la niñez y de forma ácida y desesperanzadora la vida adulta. Las comparaciones entre la niñez y ser adulta son esenciales y el punto clave en la obra para resaltar lo que la autora quiere transmitir: las diferencias entre la seguridad que tuvo Inés en su familia en su niñez y que dejó de sentir cuando dejó de ser una niña. La clave de la novela es la dificultad de Inés de vivir como una mujer adulta, de afrontar sus problemas de todo tipo y su deseo de haber permanecido en su infancia. Es un libro que nos habla de la falta de estrategias para afrontar la vida, de la falta de gestión emocional y de inmadurez, de incapacidad de soportar la frustración y el dolor del desamor, el desempleo y de no saber dejar ir el pasado, ni a personas que se fueron de su vida.
La infancia y la vida adulta tienen un nexo de unión y uno de separación en la vida de Inés: en la infancia Inés y su hermano Diego temían dormir solos, pero siempre pudieron recurrir a la seguridad que les ofrecían sus padres o dormían juntos. En la vida adulta el miedo de Inés sigue y ahora está sola y no sabe afrontarlo. Veremos en muchos capítulos escenas explícitas y íntimas, con excesivos detalles, en los que la protagonista pasa las noches con diferentes hombres que acaba de conocer en cualquier discoteca y entre alcohol y drogas su objetivo principal es tener compañía. En cada capítulo podremos sentir la soledad insoportable que siente, narrada de una forma implícita a través de sus acciones.
Inés se compara con los animalitos porque cuando llega el verano se llena de energía y sueños que pierde cada año cuando llega el invierno y se ve imbuida en una especie de hibernación auto destructiva. De nuevo pierde la ilusión y le invade la desesperanza cayendo otra vez en la bebida y las drogas.
Además, varios de los capítulos tienen como título el nombre de un animal que la autora relaciona de forma metafórica y muy bien llevada en la narración con la vida de la protagonista. A través de los animales comprenderemos algunas de sus emociones de soledad, el sentimiento de no encajar, e incluso de no saber dejar ir personas y lugares de forma que deriva en problemas y dificultades en su vida perjudicando también a otras personas. La forma de la autora de describir a los animales es magistral porque convierte animales que resultan desagradables como las ratas en seres casi humanos, que cobran vida, animados, entrañables que conviven con la protagonista y acceden a lugares mágicos, dándole su toque de cuento infantil y de fantasía. La idea de comparar la vida de Inés con los animales y de expresar las interrelaciones entre los animales y ella es ingeniosa y original y es una perspicaz metáfora para explicar cómo transcurre la vida de la protagonista. También las plantas y los cactus como el Aloe vera tienen su papel importante en la obra y en el devenir de la vida de Inés.
Los relatos comienzan con la infancia de Inés y se van alternando con la vida adulta, no es una historia lineal. A veces, al inicio, no sabes cuándo Inés está soñando o lo que vive es real, llevando al lector a experimentar las emociones de la protagonista y su vida, entre el sueño y la vigilia, en momentos donde se unen vivencias y recuerdos reales con sueños grotescos y surrealistas que te dejan con la intriga de saber si realmente ocurrieron. Inés te lleva de la mano a reflexionar sobre la vida y la muerte, la esperanza y los objetivos frustrados, las decepciones y las alegrías. Alterna la infancia, que representa un lugar de seguridad y felicidad, una etapa vital de rutina, repetitivo en el que sabes lo que va a ocurrir, en contraposición con la vida adulta en la que se siente insegura, sola, porque la adultez implica imprevisibilidad y la percibe como un momento vital aciago, funesto y peligroso.
A medida que el libro avanza Inés evoluciona, se expresa mejor, vamos viendo con más claridad qué está viviendo y qué es un sueño, el porqué de sus pesadillas y de las vivencias en las que ha caído como el alcohol y las drogas. Se va separando el mundo onírico del real a medida que Inés avanza y va tomando conciencia de su vida y su situación de la que quiere salir y no puede. Inés siente miedo al abandono y al mundo real, en el que cumplir sueños y encontrar trabajo se volvieron objetivos imposibles para ella, circunstancias que muchas personas están viviendo y que nos harán empatizar con ella fácilmente.
Los recuerdos y reflexiones son frecuentes en el libro. Los desahucios, el duelo, las guerras son temas esenciales. Nos lleva a pensar y reflexionar sobre la memoria y los recuerdos que conservamos de la infancia que, a pesar de estar reelaborados y ajustarse poco a la realidad, son los que guardamos como nuestro mayor tesoro, en contraste con otros recuerdos que pierden su nitidez y se vuelven abstractos casi como si nunca hubieran ocurrido y la angustia que se puede llegar a experimentar al no recordar algo concreto de una persona o lugar que fueron importantes para nosotros.
Sus únicos recuerdos y sueños agradables pertenecen a su infancia. Los recuerdos de su hogar donde transcurren momentos divertidos con su hermano Diego, donde atraviesa la adolescencia y conoce por primera vez el amor y el deseo. Un lugar donde se vivieron momentos festivos, cumpleaños, momentos cotidianos o anodinos donde fuimos felices sin saberlo y nos da una lección dura sobre saber valorar lo que tenemos porque un día ya nada será igual o ya no lo tendremos. Son frecuentes desde el inicio los recuerdos de El Cabo de Gata donde vivió en su infancia, las chumberas de aquellos paisajes naturales (planta que aparece de forma acertada en la portada del libro) y los lugares de Túnez, donde también la autora pasó su infancia y adolescencia y expresa la nostalgia y la vida infantil de forma extraordinaria.
La pluma de la autora es seductora, ágil, magistral e igual que ocurre en la narración de la novela, su forma de escribir está llena de contrastes, entremezclando un lenguaje culto con uno vulgar cuando trata temas íntimos. Es un libro con muchas reflexiones y metáforas, alternando de forma ejemplar la luz y la oscuridad, la infancia y la adultez, relatando momentos tiernos de la infancia y los crudos de la vida adulta con emociones siempre muy bien descritas. El libro es una oda a la infancia, es la expresión realista y áspera de la dureza de la vida adulta y de la capacidad humana de superar hasta las situaciones más difíciles. La escritora ha creado una novela con un equilibrio entre la crudeza y la ternura, entre la luz y la oscuridad, con toques de ironía y humor que hacen que la novela no sea tan sórdida y nos regala momentos de risas entrañables.
Es una obra que representa a través de Inés la transición entre la adolescencia y la vida adulta y todos los cambios que sobrevienen, en ocasiones cambios drásticos en todos los ámbitos de la vida: decidir qué profesión estudiar, la búsqueda de empleo o el desempleo; mantener una relación de pareja sana o las relaciones tóxicas; dejar atrás el hogar y la familia; perder amigos de toda la vida que deben seguir su camino en otras ciudades; comenzar de cero y afrontar el mundo en soledad sin la protección o seguridad que nos aportaban nuestros padres. Es una historia de experiencias y vivencias muy duras por no saber cómo enfrentar los problemas y querer alejarse de una realidad que resulta muy dura, insegura y que asusta. Es el miedo a lo desconocido, a qué nos depara el futuro cuando llegamos a la vida adulta. Pero también es una historia de superación con un sutil mensaje de esperanza, descrito todo de forma tan original y tan bien hilados los buenos y los malos momentos, con tanta habilidad y talento que cuesta creer que esta sea la primera novela de Lucía Alba Martínez.
En definitiva, Animalitos de Lucía Alba Martín es una oda a la infancia y una brutal reflexión sobre la dureza de la vida adulta, donde la ternura y la desesperación se entrelazan con magistral destreza. Un viaje literario imperdible, lleno de contrastes y esperanza.(Noemí Hernández, 3 de junio de 2024)
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