Un antropoide simpático y erudito-llamado, seguramente no por casualidad, Godoy-recorre Polonia en compañía de tres adolescentes. Caricaturizando la novela juvenil de aventuras y añadiendo dibujos de su propia mano, Mrozek consigue una versión rústica y disparatada del tebeo, género tan popular como inaccesible en la Polonia comunista.