En El viento por la cerradura, Stephen King vuelve a los paisajes fascinantes de Mundo Medio, la tierra de la maravillosa saga de la Torre Oscura, una de sus creaciones más impactantes. De camino hacia las Baronías Exteriores, Roland Deschain y su ka-tet, Jake, Susannah, Eddie y Oy, el bilibramo, tendrán que sobrellevar una violenta tormenta justo después de cruzar el río Whye. Buscan un refugio para protegerse del vendaval y, para pasar las horas, Roland les cuenta dos historias sorprendentes que descubren más detalles de su propio pasado. Durante su primer año de pistolero, cuando Roland intentaba superar el gran sentimiento de culpabilidad que le había causado la muerte de su madre, su padre le envió a investigar el caso de un metamorfo, un hombrepieles que estaba depredando la población de Debaria. Roland interrogó a Bill Streeter, un chico valiente pero aterrorizado y único testigo superviviente de la última matanza de la bestia y para tranquilizarle y prepararle para la dura prueba que le esperaba al día siguiente, empieza a recitarle uno de los cuentos mágicos del Eld que su madre solía contarle antes de acostarle: «Nunca somos demasiado mayores para los cuentos», le dijo a Bill. «Hombres y niños, niñas y mujeres, siempre nos encantan. Vivimos para ellos». Y así es la historia narra Roland, la leyenda inolvidable de Tim Corazón Tenaz, un cuento que cobra vida también para nosotros.