Imagina una carcajada diez segundos antes de llorar. Un abrazo por la espalda cuando no quieres volver a casa. Una mano que aparece al cruzar el pasillo a oscuras. Un aterrizaje sobre otro aterrizaje. Imagina un pájaro en mano abierta. Y ciento sabiendo a dónde vuelan. Imagina no tener que haber muerto para contar que has vivido. Un jardín lleno de flores como metáfora de un cementerio. Lolita excitando a Penélope. Rapunzel tirando la trenza al vacío tras cortársela. Imagina redefinir el orgasmo y suplicar que no paren hasta que te rías.