Segundo libro que leo de Erri de Luca. Me fascina su estilo, su forma tan peculiar de escribir y sobretodo su gran habilidad para describir. Cada párrafo es un paisaje, un poema, una narrativa muy poética. Exquisitez en las palabras escogidas, exquisitez en como nos mete en lo sensible del ser humano. Sí, un libro que abunda la sensibilidad y dónde puedo reconocer la capacidad tan tremenda de este autor de retener la vida, de retener el presente y después de plasmarlo en cada frase de lo que escribe. Breve, intenso, duro. Musical sin música, con un tempo, con su ritmo lento, constante, y con sus puntos de anclaje. Un niño huérfano, bajo el cuidado de don Gaetano, un portero manitas de un gran edificio, también huérfano. Una mesa, unas cartas y un juego: la escoba. Nápoles final de la segunda guerra mundial. Y como crece el chaval en plena portguerra, con el referente tan humano de su tutor... Os lo recomiendo mucho. Me he quedado con ganas de volverlo a leer, como aquel que quiere ver por segunda vez las bellas pinturas de una discreta y singular galería de arte.
hace 5 años