El ambivalente pensamiento de Carl Schmitt fascina por la radicalidad teórica y la agudeza de sus análisis, suscitando al mismo tiempo un justificado temor debido al reduccionismo que para la teoría y el Derecho constitucionales pueden implicar sus propuestas de solución. No obstante, esta obra sirve de estímulo para la reflexión sobre lo político en nuestro contexto histórico y constitucional, reflexión siempre necesaria, ya que es el único medio de actualizar las exigencias de uno de los componentes básicos de la Constitución: la dimensión político-democrática.