“El camino de las sombras”, de Brent Weeks, es la primera entrega de la saga “El ángel de la noche”. Está protagonizada por Azoth, un huérfano que malvive en las calles rodeado de miseria y miedo. La única manera de poder escapar de las Madrigueras es conseguir que Durzo Blint, el mejor ejecutor de Cenaria, lo acepte como aprendiz. Pero el camino no será fácil. Aprender a asesinar implica dejar atrás todo lo que amaste una vez; conseguir desplazarte como una sombra en un mundo de intrigas y traiciones. Allí, cualquier paso en falso puede costar muchas vidas, además de la tuya. El primer libro de la saga transcurre en Cenaria, uno de los reinos de Midcyru. Está gobernado por Alain IX, un rey que no destaca ni por su inteligencia ni por su buen hacer. Comparte el poder con el Sa`kagé, un consejo de nueve personas que controlan los bajos fondos de la ciudad. Azoth, reconvertido en Kylar Stern, debe aprender a leer, escribir, a comportarse en la alta sociedad, a pelear y a asesinar de todas las maneras imaginables. Pero nunca llegará a la altura de su maestro porque, aunque es realmente bueno, carece de Talento; un poder mágico que transforma a un mero asesino en un gran ejecutor. Una novela en la que contrastan la sagacidad de Durzo y la inocencia de Kylar. Ambos se aprecian, a su modo, pero tienen maneras completamente diferentes de ver la vida: Durzo, hastiado de todo, no confía en nadie; Kylar confía ciegamente en las personas a las que más quiere, aún a sabiendas de que representan puntos débiles que pueden costarle caro. Brujos, profetas, ejecutores y traidores forman parte de un universo en el que la vida y la muerte van de la mano; y en el que todos se juegan mucho más de lo que creen, porque una terrible amenaza se cierne sobre Cenaria. Ha sido un auténtico placer reencontrarme con uno de mis héroes favoritos, a quien volveré a ver pronto en “Al filo de las sombras”. «Hay que inyectarse cada día de fantasía, para no morir de realidad.» Ray Bradbury.
hace 4 años