Tras leer no hace mucho “Una biblioteca de verano” (cuyo título original es “Notebooks I. Summer Library”) y descubrir que era el primer libro de las memorias noveladas de su autora, decidí hacerme con la segunda parte, “Cuando acabe el invierno” (Notebooks I. At the end of the winter...).
Al igual que la anterior, es esta una novela breve (no llega a las 80 páginas), con capítulos muy cortos y una escritura concisa y bella que resulta muy sugerente. Si en la primera novela la protagonista había perdido a sus seres más queridos en la Segunda Guerra Mundial y pasaba el duelo organizando una pequeña biblioteca en la casa de su tío, en esta el dolor parece multiplicarse. Tras diez años de un matrimonio que deducimos feliz, la pérdida de su marido es un duro golpe a asumir; pero a pesar de su “duelo en tránsito” (palabras de Virginia Woolf, que es la escritora cuyos fragmentos y lecturas la acompañan en este cuaderno), su decisión es inquebrantable. “Debía cambiar todo aquello que había dentro y fuera de mí. / Una verdadera reconstrución. / La segunda reconstrucción.”
Y mientras la autora “se estaba desprendiendo de la vieja piel para ajustarse una piel nueva”, el lector es testimonio de esas vivencias que la marcan, viajes, amigas (“Enseguida nos convertimos en buenas amigas, en amigas despiadadas cuando había que ser sinceras, pero también en las amigas que lo perdonan todo”)... y los pequeños detalles que le son tan preciados, como un par de guantes, los “más sencillos del mundo”, “que serían los más finos, como la piel humana, para que al tomar cualquier objeto, aquella piel trasladara el frío o calor a mi propia piel”. Los pensamientos de la autora divagan y reflexiona sobre muchos temas, el feminismo o la amistad algunos de los más destacados, y la narración en primera persona y el estilo autobiográfico la hacen muy cercana.
Y tanto más que se podría decir... Pero me quedo con la idea de la gran sensibilidad y delicadeza que con mucha sobriedad plasma la autora. Me ha gustado, quizá el estilo no sea para todos los gustos, pero es breve y se lee bien. Es una lectura que recomiendo, aunque yo empezaría con “Una biblioteca de verano”. Por mi parte, pienso seguir con “El librero de París y la princesa rusa” en cuanto pueda.