Novela brevísima (59 páginas) que, bajo el título original “Notebooks II. People, Scenes I”, continúa con las memorias noveladas de la autora. Aunque menciona puntualmente a sus familiares fallecidos y algún aspecto personal, en este texto deja aparte su propia vida y se centra en la breve amistad que mantuvo con una mujer rusa, la Princesa, “no por sus títulos sino por su elegancia y su aura de princesa de cuento, es decir, de verdadera princesa”. La autora escribe: “he reescrito estas páginas como si fueran un «aparte» en mi vida de entonces, y he dejado a propósito al resto de personajes, de nombres y apellidos, que conformaron mi vida en aquellos días. Sólo me importa ahora, en este momento, la historia de la princesa rusa y el librero de París, porque ellos, los dos protagonistas de un amor a destiempo, representan, a su manera, todos los demás amores a destiempo y, en cierto modo, imposibles”.
París, 196..., norteamericana la narradora y rusa la Princesa, ambas viviendo en París, surge entre ellas una bonita amistad que aunque no proseguirá en el tiempo deja un poso profundo que se refleja en la novela. Destaca en la trama la relación entre la Princesa y el Librero, un apasionado de los libros antiguos que contagia su entusiasmo a su “amada”, entre comillas porque no llegamos a saber si la intimidad entre ambos fue algo más que un enamoramiento espiritual.
En este caso las referencias literarias que se citan son principalmente del escritor francés del siglo XVIII Jean-François de Bastide, “un autor de comedias y dramas menores, según los eruditos, pero magistrales según el Librero”, y en concreto sobre su relato “La petite maison” (“La casita”).
Bellísimo texto, sencillo y a la vez profundo y evocador, que con cierta dosis de intriga atrapa y seduce la sensibilidad del lector. Al igual que en sus dos libros anteriores, “Una biblioteca de verano” y “Cuando acabe el invierno”, también en este destaca su prosa lírica, sobria y elegante que hace de su lectura una verdadera delicia.