Al ser humano hace siglos que le viene haciendo falta redimirse de sus pecados. Eso lo supo ver bien San Pablo, que en un momento dado se puso serio y determinó que el deseo carnal estaba reñido con la vida eterna, que tanto vicio y depravación no podían ser buenos y que ya iba siendo hora de un “nuevo pensamiento profundo”. Después de Prototipo y Arquetipo, Ralf König retoma su adaptación de la historia más grande jamás contada, espolvoreándole ahora al Nuevo Testamento el punto justo de irreverencia para conseguir un libro sensato, irónico y desmitificador donde el cristianismo se revela, por sí solo, invulnerable ante la lógica y la razón, pero muy adecuado para el humor.