«Yo estaba en Roma cuando Bob Ardlan me llamó. Para ser exactos: estaba con una mujer en Roma, cuando Ardlan me llamó. Así que cuando vi su nombre en la pantalla del teléfono pensé: Qué demonios, Bob. ¿No me llamas en una eternidad y vienes a estropearme el mejor momento del verano?. Y lo dejé sonar...