El lector de novela histórica «no espera que el autor sea un profesor de historia», aunque debe ser «muy riguroso» con los hechos que trata, pues son «concretos y bien delimitados», según ha explicado a Efe el escritor italiano Lorenzo de Medici.
De Medici (Milán, 1951) comparte nombre y linaje con Lorenzo el Magnífico, de quien es descendiente directo. «Yo tengo 61 años y hace 60 que el apellido me pesa», asegura con una sonrisa mientras matiza, en una entrevista con Efe: «No es nuevo para mí, ya estoy acostumbrado».
El autor ha presentado en la Feria del Libro de Madrid, dedicada este año a la literatura italiana, el «thriller» histórico «Las cartas robadas«, con personajes como María de Medici, el pintor Pedro Pablo Rubens o Isabel Clara Eugenia, infanta de España y gobernadora de los Países Bajos.
Una historia con la que aspira a cumplir las expectativas de los lectores de este género, que quieren «ser entretenidos, con una historia que se sostenga, pero con mucha acción, que tengan ganas de ir al próximo capítulo».
Pero en la novela histórica la ficción se construye sobre unos hechos que «no se tocan», indica De Medici, algunos de cuyos libros son de este género, como «La conjura de la reina» o «El amante español», basados en personajes de su conocida familia.
En «Las cartas robadas» la ficción es el encargo que María de Medici hace a Rubens para que lleve en secreto un aderezo de diamantes a Amberes, hecho descubierto tres siglos después en unas cartas secretas y que llevan a la protagonista, Anne Carrington, a la búsqueda de la verdad.
El autor oscila entre el siglo XVII y la actualidad, en el pueblo italiano de Camogli, adonde llega Carrington para conocer a un profesor universitario que asegura tener unas importantes cartas inéditas de María de Medici, pero que muere asesinado antes de mostrárselas, lo que desencadena la trama.
Una historia donde nadie es lo que parece y hace preguntarse al lector sobre la bondad o maldad de sus protagonistas a lo largo del relato.
En el libro, los personajes italianos salen poco bien parados desde el punto de vista ético, a lo que De Medici explica que todos ellos están inspirados en personas que ha conocido allí. «Yo no sé si he descrito mal una persona vista desde fuera o es que realmente son así», reflexiona.
«Quizás sin quererlo» ha dado la visión que de Italia se ve desde fuera, pues a pesar de haber nacido en Milán, nunca ha vivido en ese país. «Yo los veo así», los italianos «se quejan de todo y continuamente, están insatisfechos, de mal humor. Ya no tienen alegría de vivir».
«Las cartas robadas» en su parte no histórica quiere reflejar además el actual momento de crisis mundial y que se resume en una de las frases de la novela: la gente más irreprensible es a veces la que peores cosas hace, según su autor.
Sin olvidar los paralelismos entre los personajes actuales y los históricos. «Lo que pasa hoy pasaba ayer y pasará en el futuro», la gente no cambia y «no se aprende nunca», asegura De Medici, para quien «lo que siempre ha dirigido al ser humano es la ambición y el interés personal».
Afincado en la localidad catalana de Sitges y encantado de vivir en España, De Medici se siente «bien porque ha asumido su posición» dentro una familia con siglos de historia.
Aunque en la adolescencia se «avergonzaba de ser un Medici», porque quería vivir su vida, con los años ha entendido que «lo importante es la familia, no el individuo».
Madrid, 6 jun (EFE)