Vigilan la lengua como fieles escuderos o ‘espías’ y anotan las nuevas palabras en cuadernos y ficheros que hoy ven la luz en dos volúmenes y 4.600 paginas que llevan por título, ‘Diccionario del Español Actual‘. Sus responsables son Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, y defienden el carácter «descriptivo» de este diccionario que registra fundamentalmente palabras y locuciones de dominio general.
«Este diccionario está basado directamente en el uso real y presenta en cada palabra los textos auténticos que lo acreditan. En esto es un diccionario revolucionario», explica en una entrevista con Europa Press, Manuel Seco, miembro de la Real Academia Española y uno de los máximos expertos en Lexicografía.
Esta segunda versión del ‘Diccionario del Español Actual’ sustituye a la publicada en 1999 e incluye 8.000 artículos y 57.000 acepciones nuevas. «Esto no para y hay que estar siempre atenta a las palabras nuevas y a los giros nuevos», explica Olimpia Andrés, quien nos muestra el último libro de Mario Vargas Llosa, lleno de pequeñas señales que le servirán en un futuro para trabajar sobre las palabras marcadas, que se quedan en «cuarentena» hasta ver si uso se difunde de manera generalizada.
Alegan que los principales fallos del español son los errores gramaticales, las confusiones, el omnipresente ‘dequeismo’ o la supresión de la preposición ‘de’ antes del ‘que’, utilizada tanto por Mario Vargas Llosa o el presidente del Gobierno en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero. «Descuidos hay muchos y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra», señala Olimpia Andrés.
LOS SMS Y LA «REBELDÍA JUVENIL»
Respecto al uso de abreviaturas en los sms y al lenguaje que se emplea en webs y redes sociales, con nuevos usos de la ‘K’ o la ‘h’, aseguran que todo se debe a la «rebeldía juvenil» y explican que el uso del lenguaje en los sms es una forma de escribir de manera taquigráfica, similar al que se usa en los anuncios por palabras.
No obstante, consideran más peligroso el lenguaje que utilizan ciertos presentadores de radio y televisión porque son vistos o escuchados por millones de personas. «Ellos sí que pueden estropear el idioma», alega Manuel Seco.
Las 4600 páginas de este Diccionario están edificadas sobre una amplia base documental, formada por copiosos ficheros en los que se han recogido , con su respectivo contexto, las palabras de medio siglo de vida de nuestro idioma, siempre procedentes de la lengua escrita.
Así, antes de incluir una palabra en este diccionario han rastreado periódicos, textos literarios, el Boletín Oficial del Estado e incluso el listín telefónico de profesiones, que Gabino Ramos se enorgullece de haber leído de «cabo a rabo» para encontrar nuevos términos que incluir en este ‘Diccionario del Español actual’.
Sin embargo reconocen que buscar una forma de publicar este inmenso trabajo en Internet es una «asignatura pendiente» que piensan evaluar, así como publicar el texto en formato ebook. «Pero yo creo que el papel nunca pasará de moda», apunta Gabino Ramos.
CADA DICCIONARIO, SU PARROQUIA
Preguntado por las diferencias frente a otros grandes diccionarios como el de la Real Academia Española, Manuel Seco señala que el de la RAE destaca por su «prestigio» y «antigüedad» ya que nació en el siglo XVIII pero precisa que cada «diccionario tiene su parroquia».
A este respecto, Olimpia Andrés subraya que el ‘Diccionario del Español Actual’ es «sincrónico» y refleja el uso de la lengua desde 1955 hasta el 2011, e insiste en que los textos son «la base fundamental» de este trabajo.
Asimismo este Diccionario incluye anglicismos y regionalismos «los que se usan habitualmente», precisan sus autores, y recuerdan que el uso de anglicismos está muy generalizado en ámbitos como el deporte, la moda o la informática. «Es enriquecedor y no podemos cerrarnos a ellos», alega Gabino Ramos.
«Los anglicismos son nuestros aliados y nos ayudan a decir muchas cosas que no sabríamos decir en español», explica Manuel Seco, quien espera que dentro de diez años puedan volver a presentar la tercera versión actualizada de este diccionario que nunca tiene descanso.
MADRID, 29 (EUROPA PRESS)