Ni copa de cava, ni un modesto desayuno para el medio centenar de autoridades, ni parlamentos políticos: el Palau de la Generalitat ha sido esta mañana escenario de una escueta celebración oficial de la Diada de Sant Jordi, reducida a la mínima expresión por el imperativo de austeridad.
Ya el año pasado la frugalidad presidió la tradicional recepción institucional de la Diada de Sant Jordi que cada año solía ofrecer el presidente de la Generalitat y que en 2011 fue reconvertida en una atípica recepción ‘express’.
En esta ocasión, los recortes del Govern se han llevado por delante incluso el brindis con cava con el que el presidente de la Generalitat solía agasajar a los invitados: los 17.000 euros de presupuesto -1.000 menos que el año pasado y por debajo de los 200.000 de 2010, según fuentes del Govern- no daban para más.
Por no haber, no ha habido ni los habituales parlamentos que los distintos líderes políticos acostumbraban a ofrecer a los medios de comunicación en un rincón del Pati dels Tarongers: esta vez cada partido ha tenido que convocar a los periodistas en las carpas con libros y rosas montadas por sus respectivos partidos en la calle.
Poco después de las nueve de la mañana se ha iniciado la Misa de Sant Jordi, oficiada por el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, en la capilla del Palau de la Generalitat.
Además del presidente catalán, Artur Mas, han asistido a la misa un buen número de miembros del Govern, los representantes de los principales partidos políticos, los expresidentes de la Generalitat José Montilla y Jordi Pujol; el expresidente del Parlament Joan Rigol; la presidenta de la cámara catalana, Núria de Gispert, así como otras autoridades municipales, de la Diputación y de la delegación del Gobierno en Cataluña.
En la misa no se ha dejado ver, en cambio, ningún alto representante de ICV-EUiA, ERC o Solidaritat Catalana.
Barcelona, 23 abr (EFE)