Todo empezó hace veinte años con el «El lenguaje de las fuentes«, la premiada novela con la que Gustavo Martín Garzo dio vida a Jesús el carpintero y el mundo simbólico de la Biblia. Ahora el escritor vallisoletano vuelve pero sobre la virgen María, su infancia y maternidad en «Y que se duerma el mar«.
Un libro, editado por Lumen, en el que Martin Garzo traza un elogio del relato, del mundo simbólico, del mito; en donde se habla del misterio de la vida, del corazón humano, del bien y el mal, y de todo lo que rodea a la virgen María como fuente de sabiduría y misterio inexplicable.
«Con ‘El lenguaje de las fuentes’ (premio Nacional de Narrativa) me quedé complacido, pero quería haber escrito la historia desde el punto de vista de María y no me salió. Ahora vuelvo porque quería retomar a esa niña y a esa historia tan misteriosa de la llegada de un mensajero que la dice que va a ser la madre de un rey», explica el autor en una entrevista con Efe.
Una historia tan increíble y disparatada contada desde los ojos de una muchacha que a Martín Garzo le parecía el principio de un cuento de hadas. «Es un intento de dar sentido a lo que no lo tiene. Una manera de acercarse a las grandes preguntas de la vida», precisa el autor de «Marta y Fernando».
Y es que «Y que se duerma el mar» es intensa y lírica; un elogio de la narración, del cuento, del relato de bellas historias, porque, como dice el narrador, «solo ellas tienen el poder de consolarnos de la infinita tristeza del mundo».
«Uno de los temas del libro -aclara- es el dolor, el sufrimiento de los inocentes, la enfermedad, el fracaso y en el fondo el relato, las historias es una reacción contra todo eso».
Páginas con la naturaleza por medio, con animales, con mitos y con ritos, que Martín Garzón, parafraseando a Thomas Mann, asegura que son «los vestidos de la fiesta y el misterio».
«Toda la historia del nacimiento y la maternidad de María -precisa- parece algo banal, pero es una historia de lo mas portentosa. Cómo es posible que una mujer pueda albergar a otra criatura en su interior y que nazca un ser independiente y esto es eterno como lo ha reflejado la historia de la pintura que está lleno de personajes como María»
Y Martín Garzo se pregunta «¿cómo no va a tener hoy ya nada que decir al hombre actual María?» «¿Cómo es posible que algo que ha generado las más bellas pinturas, los poemas más maravillosos desde los sermones de San Bernardo, hoy no tenga nada que decir? Seríamos unos petulantes si prescindiéramos de estas historias eternas», asevera.
El autor de «La princesa manca», «La vida nueva» o «Los amores imprudentes», destaca que la cultura judía, a diferencia de la religión católica, sí que ha sabido incorporar su tradición con naturalidad pasmosa para estar presente en todo el mundo.
«Aquí, en España -sostiene-, todo se ve con prejuicio seguramente por el papel que ha tenido la iglesia en tiempos como institución represora y mezquina, algo que ha producido el rechazo de generaciones y por ello hablar de María o Jesús nos recuerda al sermón y al incienso».
«Todo eso hace que la cultura católica, que es riquísima, aparezca tan poco en nuestra literatura», concluye.
«Y que se duerma el mar» transporta al lector a la infancia de María, una bella niña a la que la falta un brazo, a la relación que tuvo con sus esclavas, al Medio Oriente, a todo un friso de personajes míticos que tiene su momento en el poético embarazo de María.
Madrid, 22 mar (Carmen Sigüenza / EFE)