«La familia ha abandonado su responsabilidad literaria», ha manifestado este jueves el escritor José María Merino, quien vuelve a los focos de las letras con una nueva novela, El libro de las horas contadas (Alfaguara).
Novelista y cuentista, Merino une sus dos perspectivas literarias en esta entrega, un experimento a medio camino entre los dos géneros en los que milita y por los que sientecariño a partes iguales, según ha señalado en declaraciones a Europa Press.
«Se cruzaron los cables de la profesión y resultó una novela desde la visión de un cuentista, o un cuento desde el punto de vista de la novela», explica. Para ello, unifica los escenarios y el tiempo, aunque guardando la independencia de cada relato, donde conviven la realidad y la fantasía.
El protagonista de El libro de las horas contadas es Pedro, un escritor que debe someterse a una operación quirúrgica después del verano. Su pesimismo le lleva a aprovechar sus últimos días y libera su creatividad para dar forma a todas las imágenes que se suceden en su cabeza. Su mujer, Mónica, y su primo, Fran, acompañarán a Pedro en un agosto donde lo cotidiano se mezcla con lo fantástico.
Una vez más, el autor de Los invisibles y El lugar sin culpa propone un mundo donde «la propia realidad se impregna de sueños e imaginaciones absurdas». «Está en mi ADN literario jugar con la parte rara de las cosas, la ficción es una parte natural del ser humano», señala.
EL REGRESO DEL CUENTO
Merino admite la preferencia del público por las novelas y confiesa: «Los cuentos se escriben porque los escritores queremos escribirlos, no porque los lectores lo demanden». Para el escritor, «son iluminaciones que se encienden en la cabeza» y que no se pueden detener.
En este sentido, afirma que «el lector español está mal formado y prefiere la novela al cuento», un argumento absurdo para el autor de El libro de las horas, porque no se puede crear esa «disyuntiva», cuando «cada género tiene sus perspectivas».
El abandono editorial en este campo «ha sido fuerte» y siempre se ha preferido la novela al relato corto, a pesar de la calidad de los escritos. Sin embargo, admite que esto «se ha superado» gracias a editoriales como Páginas de Espuma o Menoscuarto, que han dado ilusión a mucha gente que está escribiendo.
«En España mucha gente joven se está empeñando en escribir estupendos cuentos», declara y cita las antologías de Andrés Newmany Fernando Valls y Gemma Pellicer como dos ejemplos del buen estado de salud del género.
Para Merino, el cuento tiene «mucha importancia en la formación del gusto», por lo que considera que «habría que utilizarlo en el Bachillerato». «La familia ha abandonado su responsabilidad literaria. En este país la familia solo les interesa a los obispos y no es tema de la sociedad civil, así que el sistema educativo debería iniciar en el cuento», critica.
El académico asemeja el cuento al «caviar», un manjar del que no se puede comer medio kilo, sino tan solo saborear su «quinta esencia». «El relato corto cuenta con el lector, quien ha de poner mucho de su parte, porque este género odia lo superfluo», ha dicho.
En cuanto a la proliferación de los «best seller» –«una vuelta a los libros de caballerías»–, el escritor admite: «Siempre es mejor que la gente los lea a que no lea nada». Sin embargo, apunta que actualmente ha mermado su calidad. «No hay que olvidar que Dickens y Galdós también eran best sellers», añade.
MADRID, 3 Nov. (EUROPA PRESS)