Tras el enigmático título de «HHhH«, el escritor francés Laurent Binet narra una de las hazañas «más simbólicas» contra el nazismo: el asesinato en 1942 de Reinhard Heydrich, el jefe de la Gestapo, por dos jóvenes checoslovacos.
Jan Kubis y Josef Gabcik son los héroes de este premiado y original relato escrito en «homenaje», subraya Binet en una entrevista con Efe, a todos los que participaron en la Operación Antropoide, el plan británico de asesinato de Heydrich.
El atentado, perpetrado en Praga el 27 de mayo de 1942, es considerado por Binet (París, 1972) como «uno de los mayores actos de resistencia de la historia humana».
Se trata de una «historia fabulosa», que «sobrepasa en intensidad novelesca las más improbables ficciones», dice, y de la que le habló, por primera vez, su padre, un historiador, para luego germinar y crecer en su espíritu como una «obsesión» al hacer su servicio militar en Eslovaquia y vivir más tarde en Praga.
Diez años le llevó a Binet, profesor de Literatura en la Universidad de París III y crítico literario en la revista «Marianne», recopilar toda la documentación necesaria para escribir este peculiar relato sobre una historia que le «fascina».
Como le fascinan Kubis, Gabick y Heydrich, los tres personajes principales de este relato, aunque por diferentes motivos, aclara.
De los dos jóvenes paracaidistas, Binet admira su «extraordinaria audacia y su coraje», mientras que Heydrich le atrae como «personaje literario, en tanto que hombre no, en absoluto», subraya.
Traducido ya a más de veinte lenguas y publicado en español por Seix Barral, «HHhH» es el acrónimo de «el cerebro de Himmler se llama Heydrich», uno de los sobrenombres dados por los miembros de las SS, organización liderada por Heinrich Himmler, al brazo derecho de éste, Reinhard Heydrich, quien era además jefe de la Gestapo, de la Oficina Central de Seguridad y protector de Bohemia y Moravia.
Cargos que dan medida de la importancia de este jerarca, prototipo del perfecto nazi, al que también se le conocía con los alías de «el hombre más peligroso del III Reich», «la bestia rubia», «el verdugo» o «el carnicero de Praga»; sin olvidar el que le dio Adolf Hitler en persona: «el hombre con el corazón de hierro».
Y no era para menos, ya que su «extraordinaria eficacia», su talento para urdir montajes y organizar el exterminio de judíos, hicieron de él un elemento «indispensable» del aparato nazi.
«La muerte de Heydrich no impidió el exterminio de los judíos, pero la increíble eficacia de la que dará muestras a lo largo de su carrera hace pensar que Hitler e Himmler se las habrían apañado muy mal sin él» para planificar y diseñar la Solución Final, dice Binet.
Para los judíos, insiste, «no cambio gran cosa», pero, por contra, «que en 1942, cuando el III Reich estaba en plena cúspide de su poder, fuese asesinado un personaje de la importancia de Heydrich sí fue un formidable símbolo y un mensaje para la Resistencia de Europa, y para los nazis que estaban en una dinámica de invasión».
Indirectamente, subraya, la muerte de Heydrich fue «muy rentable», pues las «terrible represalias» a su asesinato, en concreto la masacre de la población del pequeño pueblo de Lidice, abrió los ojos al mundo ante la barbarie nazi y, de esa forma, Hitler «perdió la guerra de la propaganda» a nivel internacional.
«Lidice simbolizó la barbaridad del nazismo, al igual que Gernika simbolizó la barbarie del franquismo y del fascismo», remarca.
Pero además de una reconstrucción histórica «HHhH», galardonada con el Premio Goncourt a la Primera Novela 2010, es una reflexión sobre cómo se debe escribir sobre hechos reales.
El autor hace participe al lector de la lucha entre su propósito de permanecer fiel a la realidad y la tentación de novelar.
«He integrado el ‘cómo se hizo’ a la película de los hechos, como se hace en algunos DVDs», pese a que era consciente de que «había un riesgo de que rompiese el hilo de la narración».
«HHhH» es también el relato de la desesperada búsqueda de una forma precisa de contar la Historia, «sin traicionarla».
«Hay que impregnarse de una época para comprender su espíritu, y luego el hilo del conocimiento se desenrolla solo, una vez que se empieza a tirar de él», comenta Binet, quien pasó horas y horas leyendo libros y visionado grabaciones y fotos de le época para tratar de captar el «ambiente» y «las almas» de los personajes.
Su estilo, trepidante -la novela se compone de 257 capítulos, por lo general cortos-, mezcla de géneros, bebe bastante del séptimo arte, «en tanto que hijo del siglo XX», dice.
Ahora trabaja en una novela policiaca ambientada en la pasada década de los 80, que comenzará en Francia y continuará por todo el mundo, como una «road-movie». Influido, otra vez, por el cine.
Por Catalina Guerrero, Madrid, 11 sep (EFE)