La autora Eugenia Rico entusiasmó a críticos y lectores alemanes con su novela «Aunque seamos malditas» y ahora recién llegada de Estados Unidos, donde ha pasado un año invitada por la Universidad de Iowa en el «International Writing Program», publica su libro de relatos «El fin de la raza blanca«.
Es el primer libro de cuentos que publica Eugenia Rico (Gijón, 1972), que es más profeta fuera de su tierra que dentro.
Su exitosa «Aunque seamos malditos» (Suma de letras) es lectura obligatoria en 23 universidades americanas como ha comprobado ella misma -según explica a Efe «con enorme sorpresa»-, este año cuando ha recorrido la costa americana, convirtiéndose en la primera escritora española invitada por este programa y por el que han pasado autores como Carver, John Irving o Flanney O’Connor.
«En mi país muchas veces solo falta un látigo para darme, dice con mucho humor; pero la verdad es que me va mejor en el extranjero que aquí», argumenta Rico en una entrevista para hablar de su nuevo trabajo, y en la que también señala las dificultades que tiene ser escritora y madre.
«Ha sido un año maravilloso de trabajo, porque también me han tratado muy bien en la feria del Libro de Guadalajara y en Roma, pero también muy duro personalmente por tener que compatibilizarlo con ser madre. Doris Lessing decía que tener un hijo es tener el corazón fuera del cuerpo y eso lo suscribo», añade la autora de «Los amantes tristes», que tiene un niña de cuatro años.
Ahora en «El fin de la raza blanca», publicado por Páginas de Espuma, esta escritora que se caracteriza por su experimentación con el lenguaje y la forma literaria, sus reflexiones filosóficas o los cambios de estructura narrativas, vuelve con obsesiones en temas como la crueldad, la maldad o el reverso del amor como fin y principio de algo.
Una antología de cuentos intensos construidos, todos ellos, con la intención de la perfección de un relojero y divididos en tres temas: cielo, purgatorio e infierno y entre los que existe un diálogo.
«Todos los cuentos son inéditos aquí, algunos han sido publicados en revistas americanas. En ellos, lector se va a encontrar con mi esencia. He tardado mucho en publicar cuentos -a pesa de que tengo muchísimos escritos- porque es un género que me causa mucho respeto. Es como cantar a capella, tienen que ser perfectos», añade.
El título de «El fin de la raza blanca», que también da nombre al cuento final, es una declaración de intenciones de la escritora.
«Es un título polisémico -sostiene- que nació porque el año pasado en México participé en un programa en el que los autores tenían que reflexionar sobre el futuro, y hable de la Europa que está viviendo el fin de una época y de unos valores. Se acabó la cultura del pelotazo y del trabajo mal hecho, pero eso no tiene porque ser malo».
Para Rico, esta crisis tiene una oportunidad de retomar unos valores más humanos y menos consumistas. «Podría ser el principio del culto al trabajo bien hecho y el momento de superponer los valores de la cultura», matiza.
Este libro, como todos, se lo dedica a su hermano, y se abre con el cuento titulado «La línea gris», un relato hipnótico, en el que ofrece una lectura trepidante, sin un punto, que lleva al lector desde el principio hasta el final sin respirar y en el que tira de su memoria.
«La memoria es como la literatura, es una línea gris que da sentido a todas las cosas. En la cita del libro se dice que los hombres mueren porque no pueden unir el final con el principio y todos los libros están hechos para eso, para unir el principio de tu vida con el final», concluye la autora.
Madrid, 1 mar (EFE)