Colin Firth se dio cuenta de que iba a ser «una película de peso» y John Hurt se quedó impresionado por el guion de «El Topo», un filme que recupera el gran cine de espías y la escala de grises de la guerra fría con un brillante elenco de actores, liderado por Gary Oldman.
Sobre un texto de John Le Carré y con una serie británica en el recuerdo de 1979 con Alec Guinness de protagonista, el sueco Tomas Alfredson se ha atrevido a hacer una nueva versión pero con los ojos y la sensibilidad puestos en el pasado y que llega mañana a las salas de cine.
«Fue el mejor guion que leí este año y no necesité mucho tiempo para decidirme», explicó a Efe Colin Firth, uno de los actores de un impresionante reparto coral, durante la presentación de la película en el pasado Festival de Venecia.
Desde el primer momento el actor tuvo «la sensación de que iba a ser una película de peso», a lo que se unió el hecho de que fuera Alfredson («Dejame entrar») el responsable del proyecto. Y no le importó que se tratara de un pequeño papel justo después de haber ganado el Óscar por «El discurso del rey».
«Si alguien hubiera intentado hacer algo hace 20 años hubiera estado demasiado cerca no sólo de la serie de televisión si no del momento en que se desarrollan los hechos, de los setenta. Ahora estamos tan lejos que parece una película de época y podemos trabajar con una diferente perspectiva».
Una mirada hacia atrás que, en opinión de Firth, «enfatiza la melancolía del corazón de la historia». «En la serie de la televisión -recuerda el actor- las actuaciones eran muy buenas pero ese no era el foco de la adaptación, era más la intriga. La película se centra en el aspecto emocional de la vida de estos personajes».
Un filme en el que brillan por igual todos los actores participantes, caracterizados por una contención de gestos y de diálogos muy apropiada para la historia de espías y traiciones en la mejor tradición del género.
Gary Oldman como Smiley lleva la voz cantante de un reparto en el que cada uno de los personajes cumple su cometido a la perfección. Es decir, liar al espectador para complicar una trama ya de por sí compleja que juega al despiste y a aumentar la desconfianza mutua.
Tom Hardy, Mark Strong, Colin Firth, Toby Jones, Ciaran Hinds y John Hurt completan un reparto de grandes nombres que fue más fácil de conseguir de lo que se podía prever.
¿Cómo los convencieron? «Los invitamos a cenar», afirman entre risas Alfredson y el guionista, Peter Straughan, en una entrevista conjunta con Efe.
En realidad, resume Alfredson, «el talento atrae al talento», así que no fue tan difícil, especialmente porque el punto de partida era John Le Carré. Conseguir que el escritor se implicara en el proyecto fue un impulso importante. A partir de ahí, «todos se mostraron muy interesados y dijeron que sí inmediatamente».
A lo que ayudó el laborioso trabajo del Straughan, que transformó el largo texto de Le Carré -360 páginas- en un guión en el que todo funciona a la perfección. «Traté de ser muy fiel a la novela al principio» y estaba «muy nervioso» cuando se dio cuenta de la necesidad de alejarse del libro para poder trasladarlo al cine, pero al final el resultado ha valido la pena.
«Toda la película está en el impresionante guión», afirma rotundo a Efe John Hurt, que en un primer momento consideró que había poco espacio para su personaje. Pero «cuando hablé con Tomas y vi la forma en la que preparaba la película, no sólo el personaje, me hizo inmediatamente estar implicado».
Hurt se mostró encantado de trabajar con un grupo tan «fantástico de actores principales» con los que no es fácil coincidir y con los que se creó una «increíble camaradería».
«Fue un lugar de mezcla, algo increíble, potenciado por el director. Él inspiró camaradería, no inspiró ninguna dificultad entre la gente. Transmitía calma», explica el actor, al que encantó la forma de trabajar de Alfredson.
«Habla mucho, pone cosas en tu mente y confía en ti. Una vez que te elige, confía en ti. Es una forma de dirigir muy adulta»
Un director para quien su mayor reto en este filme fue dirigir en inglés. «Hacer película es prácticamente siempre el mismo tipo de trabajo. Lo más duro fue el idioma».
Pero disfrutó mucho haciendo una película de época, volviendo a una atmósfera gris para la que se inspiró en la pintura y, sobre todo, en la maravillosa música creada por el español Alberto Iglesias, a quien considera uno de los grandes compositores contemporáneos.
Y, como anécdota, la inclusión en la película de una escena que no aparece en la novela. Una fiesta de fin de año en la que participan todos los espías de la historia y en la que bailan al son de una versión muy especial de la canción francesa «La mer», interpretada por Julio Iglesias.
«Representa todo lo que no es este mundo. Es el sueño del sol, del Mediterráneo y de la vida fácil», resumen un sonriente Alfredson.
Madrid, 22 dic (Alicia García de Francisco / EFE)