El historiador Christian Duverger quita a Bernal Díaz del Castillo la paternidad que ha tenido durante 400 años de la crónica de la conquista de América para dársela a Hernán Cortés, algo «difícil de aceptar» pero que hace justicia al conquistador de México, «satanizado» por la historia.
En una entrevista con Efe para presentar en España su «Crónica de la eternidad. ¿Quien escribió la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España» (Taurus), Duverger desmonta una de las verdades más asentadas sobre la historia de la conquista de América: la autoría de esa crónica, que narra la conquista de América.
En el libro, el autor francés, arqueólogo, antropólogo y especializado en civilizaciones mesoamericanas, no rehuye la polémica y responde a la polvareda levantada por el libro diciendo que es «difícil» desterrar «ideas preconcebidas» durante cuatro siglos.
«Una mitificación que ha durado cuatrocientos años implica un gran cambio mental y supone, necesariamente, un rechazo», asegura Christian Duverger, quien considera que será necesario esperar «un tiempo» a que las tesis «contrastadas» de su libro se asienten.
Reconoce que inicialmente tuvo «serias dudas» respecto a si publicar este libro o no por ser consciente de que la conquista de América es un «tema muy sensible», especialmente en España y México, y sobre todo el papel que tuvo Hernán Cortés en esos hechos.
En su ensayo, escrito en forma de novela para tratar de acercarlo no solo a los historiadores sino al público en general, Duverger se pregunta cómo un simple soldado raso, «sin ninguna formación ni experiencia literaria», pudo escribir la magna crónica de la conquista.
«¿Cómo pudo estar tan cerca de Hernán Cortés en todo momento, incluso en entrevistas privadas con Carlos V, y, sin embargo, no aparecer en ninguna de sus cartas, en ninguna de las crónicas y registros de la época», se pregunta el historiador francés.
Uno de los apartados que más «sorpresa» le causa es pensar que Bernal, a quien considera «una expresión del genio popular», comienza a escribir su crónica a los 84 años de edad, medio siglo después de los hechos que relata, lo que le lleva a poner en duda que este soldado tuviese «tanta memoria» como para contar todo, «con todo lujo de detalles», tantos años después.
Christian Duverger reconoce «la dificultad» de que en un país como México, dónde Bernal Díaz del Castillo es «un héroe» y su famosa crónica está incluida dentro del programa académico, «se esfume» su logro más universal; «no dudo de su existencia, pero sí de que fuese el auténtico cronista de la conquista de América».
Al contrario que este, Hernán Cortés es un personaje «de muy mala fama» en muchos lugares del mundo y está considerado como «el villano de la historia», aunque -afirma- «eso no fue así siempre», porque en el siglo XVI el «equilibrio de poderes» entre el conquistador de México y la Corona estaba a favor del primero «por distintos motivos».
De hecho, afirma, en el siglo XVIII se consideraba a Cortés en México «el padre de la Independencia», algo que -ratifica- «es verdad», aunque posteriormente, en el siglo XIX, la reacción de los norteamericanos a la independencia de los países de Latinoamérica supuso el inicio de «la leyenda negra» entorno a su figura, con la ayuda de documentos «inventados» sobre su actuación en la conquista.
Ante esa tesitura, los españoles -afirma- «decidieron echar la culpa a los conquistadores», entre ellos a Cortés y Pizarro, quienes fueron «satanizados» por ser considerados los autores de la desaparición de los indígenas, algo «totalmente falso», según Duverger, quien reconoce que estos en la conquista causaron «muchos muertos» y un baño de sangre pero «no mayor que el de las guerras europeas».
Según relata en el libro el historiador francés, Cortés, un hombre «culto y letrado», autor de una obra paralela, histórica y literaria y conocedor de los clásicos, escribió, «a la manera de un soldado raso» y anónimamente -por ser ya entonces un autor prohibido- su versión de la conquista, «y lo hace con una veracidad tan aguda que la mitificación ha durado cuatrocientos años».
El manuscrito, en manos de los hijos de Cortés, aparece en Guatemala, dónde un hijo de Bernal Díaz del Castillo «se apropia» de su autoría y se la otorga a su padre con el ánimo de ganar una encomienda, la propiedad de una de las tierras dadas a los conquistadores por Cortés.
Duverger asegura que entiende el «rechazo» que puede generar la desmitificación de un hecho tan asentado en la historia, e invita a leer el libro y todo su «aparato documental» dejando a un lado las ideas preconcebidas, aunque hayan perdurado durante cuatro siglos.
Madrid, 9 may (Concha Carrón / EFE)