Una promesa de amor que se transforma en amenaza. Una comedia a lo Woody Allen que acaba siendo un thriller de Hitchcock. Ese es el camino que el lector recorre en «Siempre tuyo«, el nuevo libro del austríaco Daniel Glattauer que publica hoy en España.
Glattauer aplica al comienzo de su obra el esquema que tan bien funcionó en sus novelas de e-mails «Contra el viento del norte» y «Cada siete olas»: un encuentro fortuito y una inmediata tensión romántica contada con el estilo ágil y rápido de quien fuera periodista antes que escritor.
Judith, 36 años, soltera, atractiva e independiente, se cruza con Hannes, 42 años, arquitecto, buen porte y con un oscuro secreto. Unos días después, él la declara como la mujer de su vida. Unas semanas después, ella necesita ya una pausa.
«Ha sido muy excitante describir ese desarrollo, de algo que empieza de una forma tan inofensiva y bonita», explica Glattauer en una entrevista con Efe.
Una evolución en la que, en apenas unas decenas de páginas, el presunto amor se convierte en una persecución, el pretendiente en acosador y la pretendida en agredida.
En definitiva, un breve cuento romántico que da paso a una historia de violencia psicológica, un acoso de quien no quiere entender que amor y posesión son incompatibles.
«Por supuesto, esa es la idea que subyace aquí. La idea del argumento viene de mi experiencia como reportero de sucesos. Cuánta presión se puede ejercer y cuántos miedos se presentan porque el otro es impredecible», recuerda el autor sobre los casos reales que él cubrió en los juzgados vieneses.
«Comienza con una desagradable sensación de molestia. En el libro están descritas esas fases. La presión crece más y más hasta llegar al punto de que mi protagonista tiene tanto miedo que llega a no saber si tiene manía persecutoria», cuenta Glattauer.
«El amor y la posesión son dos cosas que no encajan» sentencia el autor.
Una sensación de inseguridad agravada por la incomprensión de unos familiares y amigos que, hipnotizados por la personalidad de Hannes, se van poniendo de parte del verdugo y no de la víctima.
Judith se queda así sin más apoyo que el de su adolescente empleada y el novio de ésta, que no sólo acaban siendo su único asidero a la realidad sino que son esenciales para desvelar el secreto y las ocultas intenciones del acosador.
Aunque lejos de esa gravedad, Glattauer reconoce que él mismo ha sentido esa presión por parte de admiradoras de su obra, que le han bombardeado con correos electrónicos e incluso le han enviado regalos.
Pese a que «Siempre tuyo», editado por Alfaguara, mantiene el lenguaje vivo y el recurso al humor, la historia está marcada por una gravedad que contrasta con la levedad y luminosidad de los idilios electrónicos de sus anteriores trabajos.
De hecho, Glattauer asume que este giro entraña el riesgo de perder seguidores.
«Lo lamento por los que querían de nuevo algo así», dice el autor, que apela a su necesidad de libertad como autor y al deseo de no quedar encasillado como escritor de novelas románticas.
Lo que si sigue presente es su gusto por meterse en una piel femenina.
«Me gusta ponerme en la situación de las mujeres. Creo que las entiendo mejor que a los hombres porque las mujeres cuentan más sobre sus sentimientos», reconoce Glattauer, quien recurre a la asesoría de su esposa para confirmar la credibilidad de su «visión» femenina.
Sobre su éxito en España, donde se leen buena parte de los 2,5 millones de libros que ha vendido, Glattauer apunta al trabajo de la editorial y de la traducción, pero también a una posible mentalidad afín.
«El o la lectora que tengan una gran afinidad con mis libros los puede haber en todo el mundo, pero en España los hemos encontrado. En España, Italia y Francia tienen (sus libros) mucho éxito, menos en el mundo de habla inglesa. Quizás tiene algo que ver con la mentalidad», especula el escritor vienés.
Proyectos literario de futuro hay aún pocos y poco definidos, quizás una obra de teatro. Pero primero le queda la tarea de promoción del libro, las entrevistas y las presentaciones, una parte del trabajo de escritor que le gusta menos.
«Soy más un oyente que un orador, porque el material para mis textos viene de escuchar. Ahora tengo que hablar mucho, es nuevo para mí y tengo que adaptarme».
Viena, 1 feb (Antonio Sánchez Solís / EFE)
Acabo de terminar «Siempre tuyo» y me que quedado alucinada con este libro de Glattauer. Si bien no tiene nada que ver con la bonita historia de Emmi y Leo que relatara en «Contra el viento del Norte» Y «Cada siete olas», me ha encantado esta historia, si tuviera que utilizar un adjetivo para definirlo sería «trepidante», y es imposible soltar el libro porque se vuelve completamente adictivo.