La escritora Almudena Grandes recrea los movimientos guerrilleros del trienio 1947-1949, en la sierra de Jaén y la lucha por la supervivencia de viudas, niños y guerrilleros en su nuevo libro El lector de Julio Verne, segunda entrega de los Episodios de una Guerra Interminable, el proyecto narrativo de que ha emprendido la autora, integrado por seis novelas independientes y que comenzó el año pasado con Inés y la alegría.
«El Lector de Julio Verne es una novela de terror desde los ojos y la voz de un niño inocente y cómo la circustanscias le obligan a creecer muy deprisa y divido entre lo que ve y lo que piensa», ha explicado Almudena Grandes durante la presentación de su nueva novela en la Fortaleza de la Mota en Alcalá La Real (Jaen).
Siguiendo el modelo establecido por Benito Pérez Galdós en Los episodios nacionales, Grandes pretende recorrer 25 años de la dictadura de Franco, desde 1936 a 1964 en un intento por realizar la crónica de una de las épocas «más terribles», en tiempos de paz.
Si en el primer volumen (Inés y la alegría) el punto de vista se situaba en el lado de la guerrilla antifranquista, en El lector de Julio Verne la narración se centra en los rebeldes de los montes del la sierra Sur y en la leyenda del célebre jefe guerrillero Tomás Villén Roldán, alias Cencerro y de sus relaciones con el pueblo, narradas por un niño de diez años, Nino, hijo de guardia civil, que vive en la casa-cuartel del Fuensanta de Martos.
La autora explica a través de la voz de Nino cómo se intentó acabar con la guerrilla de la Sierra Sur de la forma «más salvaje y feroz»; que es «atacando a los de abajo, a la gente que los quería y que hacía de enlace, los cuidaba y los daba de comer», señala Grandes.
Y mientras en el exterior y siempre de noche se libraba la batalla contra el terror y la represión, el pequeño Nino–para soportar la «calamitosa aventura» de vivir en la casa cuartel de Fuensanta de Martos–lee «relatos de naufragios y tormentas, crónicas de monstruos y cadáveres, historias de caballeros intachables y mercenarios ruines». Historias que permiten a Nino, «apreciar la verdad y la libertad», precisa Grandes.
La autora comenzó a construir esta historia tras el relato «extraordinaro» que le contò su amigo Cristino Pérez sobre su infancia en la casa cuartel de Fuensanta de Martos y en quien está basado el personaje de Nino. «Vivía con angunstía al ver a las personas que se presentaban en la casa cuartel y cómo sentían esa humillacion», ha explicado Cristino durante la presentacion de esta esperada novela, que sale al mercado con una tirada de 150.000 ejemplares.
En las páginas de El lector de Julio Verne, Grandes describe con maestría cómo los niños, al acabar la guerra, se resguardaban del frío llevando entre paños una piedra caliente y cuando crecían tenían el privilegio de llevar una botella de agua, que después podían meter en su cama para seguir manteniendo el calor. También relata cómo Nino entretenía a su hermana, abrazados en la cama, con relatos de películas, para que la pequeña no oyera los gritos de las violaciones y humillaciones que se vívian en la casa-cuartel.
Otro de los grandes personajes de la novela es el guerrillero Tomás Villén Roldan, Cencerro, quien se suicidó antes de ser atrapado por sus enemigos. De él decían que era el más temido y que dejaba billetes en las venta firmados por con el lema: «así paga Cencerro» y que siempre ayudaba a los más necesitados.
«MIEDO» EN LA FAMILIA DE CENCERRO
A este respecto, la nieta de Cencerro, Esther Estremera, ha recordado con emoción el «miedo» que sentían al ser la familia del Cencerro y cómo tardaron en poder hablar en público de las hazañas de su abuelo. «Pasamos de tener miedo y ocultarnos a estar orgullosos de su historia», ha señalado Estremera, quien ha descrito a su abuelo como un personaje que luchó por la «libertad y la República».
En las páginas de esta novela, tambien destaca el personaje de Pepe el Portugués, un forastero misterioso y fascinante, que acaba de instalarse en un molino apartado y se convierte en el amigo y modelo de Nino y en el hombre en el que le gustaría convertirse alguna vez.
Juntos pasan las tardes a la orilla del río y Nino se jurará a sí mismo que nunca será guardia civil como su padre. Mientras, comenzará a recibir clases de mecanografía en el cortijo de las Rubias, donde una familia de mujeres solas, viudas y huérfanas, resiste en la frontera entre el monte y el llano.
Y gracias a Pepe el Portugués, Nino descubre que otra vida es posible y se aferra a la Literatura y a los libros «como otra forma de mirar el mundo», explica Almudena Grandes. Y en esa biblioteca clandestina, Nino descubrirá a Julio Verne y a Benito Pérez Galdos, nexo de unión entre sus novelas y obra que también aparece en Inés y la alegría.
Así era el mundo donde Nino iba creciendo; donde los» valientes, los leales, los inteligentes, tenían que dejar de serlo si no querían morir jóvenes, y la autoridad se apoyaba en la traición, y los traidores lo eran siempre por dinero, y los héroes vivían como animales mientras los cobardes, los chivatos, los analfabetos comían caliente», señala el protagonista en las páginas de esta novela, que profundiza no sólo en el «dolor de la víctimas», sino también «en las luces» de los represores, alega Grandes.
Para que el terror sea eficaz, no puede haber excepciones y hay que aplicarlo en todos los ámbitos y que vertebre a la sociedad de arriba a abajo», ha explicado la autora, durante la presentación de esta novela en Jaén, acompañada por muchos de los familiares y descendientes de los protagonistas.
Almudena Grandes (Madrid, 1960) se dio a conocer en 1989 con Las edades de Lulú, XI Premio La Sonrisa Vertical. Sus novelas Te llamaré Viernes, Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana,Los aires difíciles,Castillos de cartón y El corazón helado, junto con los volúmenes de cuentos Modelos de mujer y Estaciones de paso, la han convertido en uno de los nombres más consolidados y de mayor proyección internacional de la literatura española contemporánea.
Varias de sus obras han sido llevadas al cine, y han merecido, entre otros, el Premio de la Fundación Lara, el Premio de los Libreros de Madrid y el de los de Sevilla, el Rapallo Carige y el Prix Méditerranée. Su novela más reciente, Inés y la alegría, ha merecido el Premio de la Crítica de Madrid, el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz.
JAEN, 6 Mar. (Gema Fernández / EUROPA PRESS)