El dibujante asturiano Alfonso Zapico sigue los pasos de James Joyce en «La ruta Joyce«, un cuaderno de viaje en el que recopila el proceso de documentación e investigación que llevó a cabo para escribir «Dublinés«, la novela gráfica que publicó el pasado marzo sobre la vida y obra del genio irlandés.
«‘La ruta Joyce‘ nació al mismo tiempo que ‘Dublinés’. Se trata de su proyecto creativo contado en viñetas, la ruta literaria que emprendí para documentarme y conocer a fondo a James Joyce», ha explicado Zapico en una entrevista con Efe.
Considerado uno de los grandes maestros de la literatura universal, el autor del «Ulises» resultaba para Zapico una figura «fascinante» sobre la que investigar.
«Joyce le dio la vuelta a los cánones literarios, dejó de lado a los dioses como se había hecho hasta entonces para hacer del hombre el verdadero protagonista de su historia», reconoce.
Con un lenguaje coloquial y sencillo, y con ciertos toques de humor, el artista invita al lector a viajar al pasado e impregnarse del aroma que envuelve a las cuatro ciudades más importantes en la vida del genio irlandés: Dublín, Trieste, París y Zurich.
«Es un libro más fresco, más ligero que ‘Dublinés’, porque el anterior tenía muchos datos y podría resultar muy denso. Este es más una bitácora de viaje sobre las cuatro ciudades que tuvieron un significado especial para Joyce», comenta el ganador del premio al autor revelación de 2010 en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona.
Y así, Zapico (Asturias, 1981) viaja a la catedral de San Patrick en Dublín, al Teatro Rossetti en Trieste, a la Gare de Montparnasse en París o a la catedral de Grossmünster en Zurich, y anota cada una de sus impresiones en este libro publicado por Astiberri como si de una guía turística se tratara.
Su periplo también le llevará a la meca del cómic, Angulema (Francia), donde conocerá a profesionales de su sector como al guionista español David Benito, la ilustradora coreana Jung-Hyoun-Lee o al francés Freddy Nadolny, y a Bilbao, donde asistirá a un congreso joyceano internacional para dar una conferencia.
Pincel y tinta china han sido los materiales que Zapico ha utilizado para dibujar las distintas ilustraciones que, solo en blanco y negro, se van sucediendo de manera dinámica y fluida en las más de doscientas páginas que componen el álbum.
«No quise ponerles color porque quería que fuese un libro fresco, fácil de leer, sencillo, y en el dibujo no hay nada más sencillo que las imágenes en blanco y negro», explica.
Joven promesa del mundo del cómic, Alfonso Zapico confiesa que hacerse un hueco en el sector resulta complicado, pero al mismo tiempo reconoce que el tebeo vive ahora su «época dorada», lo que resulta muy esperanzador para los artistas emergentes.
«El cómic está ahora muy potente, ha ganado lectores. Antes estaba muy encasillado en historias para niños y de superhéroes, pero ahora hay muchos y de muy buena calidad, lo que hace que cada vez haya más público y más diverso», señala.
Como otros autores de su gremio, Zapico admite que en España, «el cómic todavía tiene que recorrer mucho camino» hasta convertirse en un producto cultural tan relevante como es en Francia, aunque le augura un futuro prometedor y confía en que «algún día los historietistas españoles puedan vivir de su trabajo».
Madrid, 5 ene (Laura Serrano-Conde / EFE)