La Feria del Libro de Madrid cerró ayer sus puertas con 7.904.000 euros en ventas, lo que supone un incremento del 6,1 por ciento respecto a la pasada edición, unas cifras que son un estímulo para el sector, que tiene pérdidas desde 2008.
«Estamos contentos y con una sensación de satisfacción por ver que la Feria sigue recuperándose y la ventas crecen, pero la otra parte, y lo repito como un mantra, es la necesidad de que el público vuelva mañana las librerías, que es el que se ha ido perdiendo», ha explicado el director de la Feria, Teodoro Sacristán.
Sacristán precisa que el sector del libro viene de «una situación bastante angustiosa». El mes de mayo fue «muy malo en ventas», y en conjunto en los últimos cuatro se ha producido entre un 40 y 42 por ciento de caída, por lo que la Feria no acaba con la preocupación, aunque «sí tiene un comentario positivo».
«La Feria funciona como una isla para el sector, como San Jordi o Navidad», que son citas puntuales, apunta Sacristán. En la pasada edición, la Feria cerró con 7,4 millones de euros de ventas, un incremento del 5 % respecto a 2013.
Cuando se presentó esta 74 edición de la Feria que concluye hoy, la presidenta del gremio de editores de Madrid, Pilar Gallego, señaló que la cita literaria arrancaba con cifras esperanzadoras, refrendadas por San Jordi, tras años de decrecimiento, algo que al final de estas casi tres semanas de Feria se ha podido confirmar.
«Voy a trasmitir lo que muchos expositores me han comentado y es que en esta edición, sí que la gente ha comprado sin mirar los precios y han comprado más de un libro. Yo he visto comprar más de tres libros, y a cuarenta euros, y eso es un dato que dice que se está recuperando algo», subraya el director de la Feria.
«Seguramente mañana estarán las librerías vacías -argumenta- por eso hay que acometer con todo el sector un programa de actividades para ver cómo se recupera ese flujo que se ha perdido. Los libreros realizan un esfuerzo muy grande, trabajan con editores, con autores; ahora tienen que hacer algo más las administraciones porque las compras institucionales han caído, tanto en las universidades como en las bibliotecas».
«Yo le pediría al Gobierno -recalca Sacristán- que reactivase las compras institucionales. A ver si los nuevos ayuntamientos que se han abierto ayer toman cartas en el asunto y hacen una reprogramación de esos presupuestos».
Para Sacristán, que el pasado viernes fue distinguido por el Gobierno con la encomienda de la orden de Alfonso X el Sabio, esta Feria es la última para él como director, porque se jubila tras diez años al frente.
«Ha sido una experiencia muy positiva y he aprendido mucho de este y de todos mis trabajos. Yo le diría a quien me sucediese que tuviera paciencia porque es un sector muy complicado», resume.
Para Pilar Gallego, que también abandonará su cargo este año tras 9 años al frente del gremio de editores de Madrid, se puede decir que «hay indicios de una cierta recuperación, pero lo que hace falta es un compromiso serio con la cultura, con la dotación de las bibliotecas, con los planes de fomento de la lectura, una mayor conexión de la cultural con la educación y los futuros lectores».
Fernando Valverde, secretario general del Gremio de Libreros, va más allá y pide al Gobierno que «se recupere el cargo de Director General del libro».
La 74 edición de la Feria, que abrió sus puertas el pasado 29 de mayo, ha contado este año con 368 casetas y 472 expositores: 25 organismos oficiales, 9 distribuidores, 60 libreros especializados, 55 libreros generales, 185 editores de Madrid y 137 editores de fuera de Madrid.
En esta edición se ha homenajeado al poeta Dámaso Alonso, Teresa de Ávila, Carmen Martín Gaite o Ana María Matute, y ha tenido especial importancia la presencia de literatura centroeuropea con la participación de poetas, narradores y ensayistas como Adam Zagajewski, Andrezej Sapkowski y Olga Tokarczunk.
Madrid, 14 jun (EFE).