«Su campo de batalla fue el teatro pero su campo de experimentación, el relato». Así explica Marilena de Chiara especialista en el escritor y premio Nobel italiano Luigi Pirandello, la importancia de los cuentos, que por primera vez se publican completos en España, en la obra de este innovador de la escena.
Pirandello, considerado «el escritor italiano más enigmático» es una de las figuras canónicas de la literatura universal más interesantes.
Nacido en Agrigento (Sicilia) en 1867, murió en Roma en 1936, como consecuencia de una neumonía. Revolucionario de la escena, analizó como nadie el tema de la máscara, de la hipocresía social, la fragmentación de la personalidad o el análisis del inconsciente, y todo ello con una ambigua relación con las vanguardias y el rechazo al realismo.
Ahora, y tras muchos años de trabajo, la editorial Nórdicas, junto con la traductora y especialista Marilena de Chiara, y la revisión literaria de Jorge Carrión, han hecho posible la aparición de sus relatos completos, «Cuentos para un año», en tres tomos, con los 24 volúmenes que él publicó, y que suman 2.300 páginas.
«En España se había traducido el teatro y la novela, pero con sus relatos había enormes lagunas, algo muy incomprensible porque en sus relatos está todo el germen de su obra. Pirandello escribió cuentos toda su vida, hasta su muerte, porque su idea era escribir 365 cuentos, uno cada día», explica a Efe Marilena de Chiara.
Al final de esta monumental obra se incluye un apéndice de cinco relatos que el autor no quiso incluir en su colección de cuentos, pero que los editores y la traductora han decidido incluir porque en ellos se encuentran, precisamente, el argumento de cinco de sus obras de teatro, entre ellas, su emblemática «Seis personajes en busca de autor».
Estos relatos, cinco de los 27 que un investigador halló en 1967 rastreando revistas, reflejan una visión de la vida con muchos espejos y una gran variedad de temas como la hipocresía de la clase política de un pueblo de provincias o la critica a la iglesia, mezclados, todo ellos con una gran variedad de registros lingüísticos.
«Pirandello pensaba que nuestra personalidad es tan frágil que solo basta un suceso mínimo para darnos cuenta de que nos estamos engañando a nosotros mismos y que nuestra vida es una farsa, y un buen ejemplo de esa idea es su cuento ‘El tren ha silbado'», sostiene De Chiara.
La locura es otro de los temas recurrentes de Pirandello; no en vano su mujer, a la que cuidó 20 años, padecía esquizofrenia, pero en este caso trata la locura como refugio frente a la sociedad.
También las supersticiones del folclore popular, la magia, los fenómenos paranormales, la lengua como unidad del italiano o su contundente crítica a la moral «hipócrita» de la iglesia son otros asuntos que aborda Pirandello, según apunta la traductora, quien recuerda que uno de sus cuentos más emblemáticos «La carretilla» se sigue estudiando en la escuela de forma obligada.
Pero aunque el novelista, dramaturgo y autor de relatos, que se alzó con el Nobel de Literatura en 1934, es autor de referencia e icono de la Italia siciliana, su figura también está hecha con mil piezas y una de ellas es su relación o aparente simpatía con el fascismo, por la que fue muy criticado por la izquierda italiana.
«Creo -argumenta la experta- que su actitud con el fascismo hay que considerarla irónicamente, porque es la imposición total de la máscara», dice de Chiara .
También señala que el autor «quiso someterse a las demandas de la sociedad para responder a la situación tan difícil y ambigua que vivía en ese momento Italia, y quiso responder a partir de los recursos que analiza en su obra. Todo su posicionamiento en su vida responde a ese peso de la máscara».
Pirandello decía que «La vida se escribe o se vive», él sufrió por su vida personal, por su amor platónico y no correspondido hacia su musa, la actriz de su compañía Marta Abba y por la enfermedad de su mujer. De ahí su desmitificación del matrimonio y uno de sus primeros libros de cuentos «Amores sin amor», pero sobre el papel dejó múltiples vidas.
Madrid, 3 ene (Carmen Sigüenza / EFE)