El escritor argentino Ricardo Piglia, galardonado con el Premio Formentor de las Letras 2015 por el conjunto de su obra literaria y ensayística, ha mostrado su agradecimiento por la concesión del premio en un discurso leído en su nombre por su amigo y editor de Anagrama, Jorge Herralde, en el que ha asegurado que «la literatura es una sociedad sin Estado», ya que su realidad «es múltiple, contingente y en fuga».
«Ningún poder puede obligar a nadie a que le guste un libro y tampoco puede imponer categorías entre los escritores, ponerlos en un orden, definir a uno mejor que otro. Los premios, las academias, las cátedras, las historias de la literatura, los aniversarios, las necrológicas, las listas de best sellers, tratan inútilmente de clasificar ese mundo confuso y pasional. Por un instante todo parece estar fijo y en su sitio, pero esa ilusión no dura nada; en todo caso, dura lo que dura la ceremonia de entrega. Luego vuelve a reinar felizmente el desorden, y la confusión», ha afirmado en su discurso, plagado de referencias al proceso creativo.
La entrega del premio a Ricardo Piglia, dotado con 50.000 euros, coincide con la publicación de «la novela de su vida», como llama a ‘Los diarios de Emilio Renzi’. Así, ha deleitado a los asistentes al evento –organizado por Grupo Barceló y Fundación Santillana, y celebrado en el Hotel Barceló Formentor, en el marco de las Conversaciones Literarias de Formentor, que se celebran hasta el 27 de septiembre en la isla– con «una autobiografía futura» en la que, con el nombre del citado Renzi, ha enumerado «las dolencias derivadas de la práctica de escribir», con alusiones a otros célebres autores como Borges o Roberto Arlt.
A estos, hay que añadir «otros casos que confirmaban el carácter o la cualidad destructiva de la lengua nacional, cuando alguien se somete a esa luz ardiente durante largos periodos sin usar un protector que lo resguarde de la sintaxis argentina». En este sentido, ha ironizado sobre «la exposición prolongada a la luz incandescente de la lengua» que provoca «primero leves molestias» lo que, sumado «a la persistencia en una exposición al brillo inigualable de la lengua argentina», puede producir «efectos no deseados».
Además, ha alertado sobre «los escritores mediocres» que van a escribir «con escafandra, con trajes de buzo, las manos y los brazos cubiertos con tela protectora; algunos escriben con casco y antiparras oscuros» y otros «con máscaras antigases en la cara». «Y así resulta lo que escriben, libros asépticos, esterilizados, su estilo, por llamarlo así, es un estilo cauteloso y profiláctico. Se alejan de la incandescencia de la lengua de estas provincias y se resguardan y entonces lo que escriben es inofensivo», ha lamentado.
Piglia también ha ofrecido sus disculpas por su ausencia en la entrega de este galardón –que ha recogido en su nombre su nieta, Carlota Pedersen– pues, como ha reconocido en su discurso de agradecimiento, se encuentra «un poco embromado de salud, nada grave». «Nunca he podido estar en el lugar indicado en el momento justo. Siempre llego demasiado tarde o demasiado temprano. O no llego, como en este caso», ha bromeado en su discurso.
Recurriendo nuevamente a la figura de Renzi, ha afirmado que la dolencia que le aqueja está «directamente relacionada» con los años pasados «bajo la luz cenital y mortífera de la gramática nacional». «Hay que tener mucho cuidado con las palabras y las frases al escribir», ha apostillado.
A continuación, ha relatado, de nuevo a través de Renzi, cómo un escritor puede llegar a convertirse en un autor sedentario, que apenas sale y dedica su «tiempo y energía» a revisar los diarios y transcribir sus notas. «La vida no debe ser vista como una continuidad orgánica, sino como un collage de emociones contradictorias, que de ningún modo, obedecen a una lógica de causa y efecto», ha argumentado.
«ESTAR A LA ALTURA»
Por todo ello, ha agradecido al jurado «esta distinción» con la que le «han honrado» ya que este premio «siempre ha puesto su atención en la renovación literaria» y ha añadido que espera «estar a la altura de esa esperanza».
Precisamente, el jurado de los galardones, presidido por Basilio Baltasar y formado por Dario Villanueva, director de la Real Academia Española, y los escritores Félix de Azúa, José Ángel Gonzalez y Marta Sanz, ha decidido por unanimidad premiar a Ricardo Piglia «como autor de una obra narrativa que se desenvuelve armónicamente entre la originalidad y la cultura popular, y la tradición más exigente».
Según explican en su acta, Piglia se sitúa «por encima del proceso de desliteraturización que padece la novelística actual y vuelca en el poso de un ferviente lector la mirada de un crítico literario perspicaz y el conocimiento de un teórico de la literatura».
En opinión del jurado, «la obra de Ricardo Piglia orquesta como pocas un homenaje a la diversidad y traducibilidad de los relatos del mundo, y ha elevado a rango estético de primera magnitud el hablar de literatura y departir de escritores, reficcionalizando obras, autores, anécdotas o azares con rara maestría y refinado espíritu».
El jurado ha querido destacar además «el talento, el ingenio y la audacia con que ha sabido sostener ese universo paralelo de lo literario en el que por fortuna aún podemos vivir gracias a escritores como Ricardo Piglia».
PALMA DE MALLORCA, 25 sep. (Laura Martínez, EUROPA PRESS)