El antropólogo Óscar Calavia ha ganado hoy el VII Premio Eurostars Hotels de Narrativa de Viajes, dotado con 18.000 euros y convocado por RBA, la Universidad de Barcelona y la cadena Hotusa.
Calavia, que ha competido con otros 29 autores que se habían presentado al premio, ha ganado el galardón con la obra «De un extremo a otro. Amazonia-China».
El jurado estaba formado por los escritores Ángela Vallvey y Alfredo Conde, la directora de Hotusa, Ana Sanjurjo, el decano de la Facultad de Filología de la UB, Adolfo Sotelo, y el director general de RBA Libros, Joaquim Palau.
En nombre del jurado, Alfredo Conde ha señalado que este año han premiado «un texto de una persona que no se desplaza, como hacen la mayoría, sino que viaja, contempla y ve, tiene instrumentos para hacerlo y además exhibe una sabiduría literaria».
Nacido en Logroño en 1959, Óscar Calavia vive en Brasil desde 1986, donde trabaja como antropólogo con investigaciones sobre indios amazónicos y sobre religiones.
Calavia ha escrito numerosos ensayos y artículos especializados y desde hace quince años es profesor de la Universidad Federal de Santa Catarina, en Brasil.
Con «Las botellas del señor Klein» (Lengua de Trapo, 2008) ganó el XXXI Premio Tigre Juan de Oviedo a la mejor primera novela publicada en castellano, y además es autor de las novelas «La única margen del río» (2009), y «Ojos cortados» (2010).
«De un extremo a otro», que se publicará en enero de 2012, aunque Hotusa hará una edición previa que distribuirá a finales de año entre los clientes de los hoteles de su cadena, invita al lector a efectuar un viaje desde el sillón a través de multitud de paisajes, climas, países, etnias, sociedades e idiomas.
El libro facilita el encuentro con una extensa galería de personajes casi novelescos, aunque no por ello menos reales.
Tras varias alusiones por parte de algunos miembros del jurado, Calavia ha asegurado que cambiará el título, y ha destacado que su objetivo principal era mostrar su «pasmo», su «perplejidad».
El libro, ha explicado su autor, trata de dos viajes que realizó: uno hecho hace mucho tiempo, a principios de los años 90, en busca de indios para estudiar en la Alta Amazonia, y otro hecho con su hija hace dos años por China.
«Son dos viajes muy diferentes: el de Brasil, lleno de infortunios con los vehículos en los que me desplacé, habla de mi desengaño respecto de la Amazonia, que dejó de ser aquel territorio mítico, aquella selva primigenia llena de anacondas, pirañas y mosquitos para convertirse en un lugar lleno de gente».
El otro viaje, que le llevó por el gran Shanghai, Pekín y sus alrededores, se definiría más por la perplejidad, «pero una perplejidad feliz», matiza.
Ha confesado que fue a China «más para cumplir un deseo de mi hija, que había decidido apasionarse por aquel país, que no por propio interés».
En el relato, Calavia cuenta su «conversión», pues se vio «sorprendido agradablemente», y el encuentro con el país asiático le hizo pensar mucho en «ese contraste entre su modo de vida y el nuestro».
Aunque ese segundo viaje sea «por fin, de turista», pero, aclara, se trata de «un turista que intenta reflexionar sobre lo que ve».
El texto ganador está escrito en «un tono narrativo disgresivo», anota el autor, quien asegura que «no es un tratado filosófico, no es antropología, aunque haya cierta conexión con el espíritu científico».
Lejos de la solemnidad científica, el texto es muy descriptivo, «lleno de anécdotas», y por esa razón piensa Calavia que no cree que sea una obra sesuda, pero sí reflexiva.
Barcelona, 15 sep (EFE)