Madrid, 20 ago (EFE / Julio Soria)
¿Se ha preguntado alguna vez qué pasaría si usted midiera lo mismo que un edificio de tres pisos?. Matt Kindt ofrece una idea muy aproximada en «3 relatos: La historia secreta del Hombre Gigante» (Norma), un cómic sobre el miedo del ser humano a lo desconocido.
«Cuando eres un niño quieres cosas que te resultan familiares, como tu manta favorita o un animal de peluche. Cuando te haces mayor, buscas lo que conoces. Se necesita mucho trabajo para cambiar de opinión y disfrutar de las experiencias y las personas ajenas. Es algo que adquieres conforme vas madurando, aunque no todos lo consiguen», afirma a Efe Kindt (Saint Louis, Estados Unidos, 1973).
El concepto de exclusión le resulta muy familiar al protagonista del libro, Craig Pressgang, cuya historia se descubre en tres capítulos que cuentan con narradoras muy especiales: su madre (Marge), su esposa (Jo) y su hija (Iris).
«Al principio quería hablar de la vida diaria y las relaciones personales de un gigante, pero luego decidí contar la historia desde el punto de vista de las mujeres, lo que cambió completamente el significado de la trama. De repente, todo se abrió a múltiples interpretaciones», explica.
«Contar la historia de Craig a través de su propia voz me parecía un camino fácil y mucho menos entretenido», precisa.
La madre se dejará la piel por darle a su hijo una vida feliz, y luego quedará destrozada cuando el joven se vaya de casa para estudiar en la universidad.
Allí conocerá a Jo, su futura esposa, que años más tarde lo verá marcharse con alivio. Solo queda Iris, la única descendiente de Craig, que de adulta buscará a su padre por todos los rincones del mundo.
«De alguna forma, es como si estuviera huyendo de todas las personas que le han querido. Creo que es la naturaleza de su crecimiento la que termina llevándole por ese camino. Con todo, creo que hay una parte de Craig que utiliza sus problemas físicos como una excusa», asegura Kindt, cuya historia se basa en una experiencia de carácter personal.
Uno de sus primos lejanos tenía el mismo problema que el Hombre Gigante, pero encontraron el tumor a tiempo y evitaron que siguiera creciendo.
Cogió esa idea, la extrapoló y pensó «¿qué habría pasado si no llegan a descubrir el tumor?». «También tuve que jugar con la posibilidad de que una persona pudiera crecer tanto», recuerda.
Al margen de los conflictos psicológicos y sociológicos, la obra responde a muchas preguntas sobre el día a día de los gigantes: ¿cómo se alimentan?, ¿cómo se asean?, ¿dónde duermen?.
«Recurrí tan solo a mi imaginación, y reconozco que fue la parte más divertida de escribir. No dejé de plantearme todas esas cuestiones ni por un momento. Simplemente, pensaba en una situación y trabaja de averiguar lo que haría el personaje», detalla Kindt, que se resiste a definir su cómic como «una historia triste».
«Los lectores la interpretan de esa manera, pero mi intención era hacer una historia de esperanza. El Hombre Gigante tiene una hija que podrá llevar una vida perfectamente normal, y eso es lo importante, lo que dejas atrás cuando abandonas este mundo», opina.
No le falta trabajo al artista, que acaba de rematar su último libro: «The strange crimes of Red Wheelbarrow», que saldrá en 2012 en Estados Unidos.
«Traté de hacer una historia de crímenes en la que nadie fuese asesinado, y casi lo consigo; se centra sobre todo en las motivaciones para el crimen y la naturaleza extraña y compulsiva de los criminales», anuncia.
Julio Soria