El fallecimiento de Eduardo Galeano, a los 74 años y considerado uno de los escritores más influyentes y comprometidos de la literatura latinoamericana, conmocionó hoy a su Uruguay natal, que le dará mañana su último adiós, y dejó una estela de pésames en el ámbito político y de las letras de todo el mundo.
El también periodista, autor en 1971 de «Las venas abiertas de América Latina», uno de los libros más vendidos y conocidos del continente, falleció hoy a los 74 años en el centro hospitalario de Montevideo donde fue internado debido al agravamiento de su estado de salud en los últimos días.
La muerte de Galeano se suma así a la pérdida de otros reconocidos y prolíficos escritores uruguayos que desarrollaron su carrera a lo largo del siglo XX, como Juan Carlos Onetti (1909-1994) y Mario Benedetti (1920-2009).
Con «mucho pesar» por la pérdida de este «gran compatriota», el Gobierno uruguayo expresó, en boca de su ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, su «condolencia y dolor» a los familiares de Galeano, cuyo velatorio se instalará este martes en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo del país suramericano.
Mandatarios de Ecuador, Brasil, Bolivia o El Salvador, así como figuras literarias de todo ámbito y ubicación geográfica expresaron hoy su pesar ante la muerte del escritor, que se introdujo en el mundo del periodismo con apenas 14 años de edad, dibujando caricaturas políticas.
«¡Las venas de AL (América Latina) están abiertas por tu partida, querido Eduardo!», escribió el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, en un mensaje de Twitter en el que le calificó de «gran maestro» y «amigo».
Asimismo, para la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se trata de una «gran pérdida» para los que luchan por «una América Latina más inclusiva, justa y solidaria».
Con la muerte del «hermano» Eduardo Galeano, afirmó por su parte el presidente boliviano, Evo Morales, «el mundo pierde a un maestro de la descolonización y la liberación de nuestros pueblos».
Y es que su obra cumbre, «Las venas abiertas de América Latina», centrada en los abusos que los colonizadores cometieron contra los pueblos originarios de América y del saqueo de recursos que siguió, sigue vendiéndose más de 40 años después de su publicación.
«Hemos recibido con mucho dolor la noticia del fallecimiento de Eduardo Galeano, una de las voces más destacadas y queridas de nuestros pueblos» y quien «consagró su vida a esclarecer las raíces» de la historia de América Latina, afirmó el mandatario salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén.
Tras ejercer como redactor jefe del semanario uruguayo Marcha (1961-1964) y dirigir y participar en otras publicaciones, Galeano abandonó Uruguay en 1973, una vez instaurada la dictadura cívico militar (1973-1985) en el país suramericano.
Se exilió en Buenos Aires, donde fundó la revista Crisis, que también dirigió, y en 1976 continuó su exilio en Barcelona (España).
Así, su regreso a Uruguay no se produjo hasta 1985, una vez restaurada la democracia y desde donde siguió difundiendo su visión crítica del mundo fuera y dentro de sus libros, convirtiéndose en un referente para la izquierda latinoamericana y también para artistas como Calle 13, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, quienes solían visitarle cuando pasaban por Montevideo.
Para el expresidente uruguayo José Mujica (2010-2015), Galeano, a quien veía regularmente, fue un hombre «intelectualmente brillante» que se hizo a sí mismo y que tras su fallecimiento va a reverdecer «en el canto protestador de las nuevas generaciones cada vez que reclamen ante la injusticia y el dolor».
«Va a seguir viviendo entre nosotros, en su literatura, en su enfoque, en nuestra formación cultural y en lo que van a recoger las nuevas generaciones que seguramente no lo conocieron», explicó el veterano político.
Otro compatriota, el secretario general electo de la Organización de Estados Americanos (OEA) y excanciller uruguayo Luis Almagro, dijo en Twitter «un sentido hasta siempre» a quien dijo «fue un maestro de varias generaciones».
También El Brasilero, el café más antiguo de Montevideo y el más frecuentado por el autor, asumió hoy con tristeza su pérdida.
«Yo soy hijo de los cafés de Montevideo. Cafés como éste, el más antiguo de todos. Cafés de los tiempos en los que había tiempo para perder el tiempo. En los cafés aprendí todo lo que sé. Fueron mi única universidad. Aprendí lo más importante», explicó Galeano en una entrevista con Televisión Española en 2006.
Mientras la escritora mexicana Elena Poniatowska, dijo que Galeano recopiló en su obra una historia de América Latina «comprensible y estremecedora», para la brasileña Nélida Piñón es un «grande» cuya literatura desprende una «gran seducción verbal».
Así, desde Madrid, la poeta uruguaya Cristina Peri Rossi, amiga y compañera de exilio de Eduardo Galeano, dijo que «mantuvo hasta el final sus expectativas de justicia y libertad. Era del club de los insobornables».
El escritor había dejado preparado para su publicación un texto inédito que quería se publicara tras su fallecimiento.
La editorial Siglo XXI preparará la publicación de ésta, probablemente en el mes de mayo, que aparecerá simultáneamente en España, México y Argentina.
Montevideo, 13 abr (EFE)