La escritora y poeta Ana María Moix, fallecida el pasado viernes en Barcelona a los 66 años por un cáncer, ha sido recordada hoy por el mundo de la cultura por su compromiso activo con la sociedad y por el valor literario de una obra que inició en los años sesenta en el canon poético de los Nueve Novísimos.
La periodista y escritora Maruja Torres, una de las amigas del círculo más íntimo de la fallecida, ha aprovechado el momento para proclamar: «Lloradla si queréis pero, sobre todo, leedla», todo un lema, un epitafio en recuerdo de alguien que fue grande, pero que optó por la discreción como opción literaria y vital.
En su blog, Maruja Torres ha recordado que fue amiga «de adolescencia, de juventud, de madurez y de esto que podríamos llamar vejez» de la hermana pequeña del también escritor Terenci Moix, la «nena» como todavía la conocían sus más allegados.
Las últimas semanas, comentaba Torres, fueron muy dolorosas, aunque dieron a quienes la quisieron «grandes ratos de compartir recuerdos, de amistad y de risas. Sí, de risas, porque Ana detestaba la compasión y, a fuerza de inteligencia e ironía -a veces muy cruda- descargaba todo sentimentalismo».
«Lúcida, clara y rebelde hasta el fin», así ha sido definida por Maruja Torres para subrayar el compromiso social y político de una persona que fue la musa y la poeta de aquel grupo de intelectuales que en los años sesenta y setenta frecuentaba Bocaccio y que fue bautizado con el afrancesado «gauche divine».
«Mueren los amigos y el edificio de nuestra vida se tambalea. Con Ana María Moix desaparece un gran tramo de escalera. Un tramo fundacional», escribe melancólica la periodista.
El editor de Anagrama, Jorge Herralde, ha recordado a Moix, a la que conocía desde los años sesenta aunque nunca la había publicado, por ser una «agitadora cultural de una ética ejemplar».
«Aunque era jovencísima, estaba apadrinada por su talento por Josep María Castellet y Carlos Barral y también por Esther Tusquets, que fue gran amiga suya y le publicó varios títulos», afirma Herralde.
En su última obra publicada, «Manifiesto personal» (2011), Moix condensó, a decir de Herralde, su «perplejidad e indignación ante el rumbo que iban tomando las cosas en nuestro país en todos los ámbitos, político, cultural, social y económico».
Ha sido una «figura insólita» en contra «de las políticas facilonas» de las editoriales que «sólo buscan ganar dinero», ha precisado su compañero «novísimo» Luis Antonio de Villena.
El poeta leonés Antonio Colinas ha recordado a su «buena amiga» y «compañera de generación» Ana María Moix como una «excelente persona», algo que «no siempre» en el mundo literario «va acompañado a la obra», y la ha definido como una de las «primordiales escritoras españolas».
La libertad de Ana María Moix era innegociable, también su generosidad, declara Pilar del Río.
«Dulce, cariñosa, tímida, empática, generosa, sensible, inteligente, culta y melancólica», así es calificada por Pilar Eyre.
El ministro de Cultura, José Ignacio Wert, ha subrayado que «la hermana del gran Terenci Moix quiso mantenerse al margen de los primeros planos a pesar de formar parte de los ‘Nueve Novísimos’ que reclutó el maestro Josep María Castellet. Su obra tenía una fuerza crítica y un agudo talento, que hizo de ella un referente de las letras catalanas y españolas».
El conseller de Cultura de la Generalitat catalana, Ferran Mascarell, ha destacado su «gran fortaleza intelectual», así como el papel literario de su creación poética, con sus ediciones y con sus traducciones, sobre todo, de autores franceses.
Una voz unánime ha querido agradecer en estos momentos el esfuerzo extraordinario que Ana María Moix hizo en los últimos años para preservar la memoria de Terenci Moix, a través de sus publicaciones y con los Premios Internacionales que llevaban el nombre de su hermano.
Estaba comprometida «con la gente que entiende la cultura como compromiso y al mismo tiempo como indignación», ha dicho el ex alcalde de Barcelona Jordi Hereu.
La capilla ardiente de la escritora se abrirá mañana al público a partir de las 14:00 horas en el tanatorio barcelonés de Les Corts y está previsto que el lunes al mediodía se celebre el funeral en recuerdo a Ana María Moix.
«Ah, Dulce Jim qué consuelo cuando los adolescentes se enamoran y de esquina en esquina les nace en el pecho un corazón», ocurrentes versos de «Baladas del dulce Jim» que podrían ser un epitafio o el recuerdo de un tiempo pasado en el reencuentro con su hermano.
Barcelona, 1 mar (Jose Oliva / EFE)