Familiares y amigos del mundo de la literatura y la cultura en general despidieron ayer , en un ambiente de intimidad, al escritor Rafael Chirbes, fallecido el sábado a los 66 años tras una grave enfermedad, con un acto-homenaje en el que se ha recordado su obra con la lectura de párrafos de su novela «En la orilla«.
La capilla ardiente en honor de Chirbes, Premio Nacional de Narrativa y de la Crítica, entre otros galardones, fue instalada en el tanatorio de la Marina Alta de Denia (Alicante), lugar hasta el que anteanoche fueron trasladados sus restos mortales tras fallecer en un domicilio familiar de su localidad natal, Tavernes de la Valldigna (Valencia).
La escritora y directora general de Cultura de la Generalitat valenciana, Carmen Amoraga, el secretario autonómico del área, Albert Girona, o los novelistas Alfons Cervera y José Luis Ferris han sido algunas de las personalidades que se han acercado para dar su último adiós a Chirbes y el pésame a sus familiares.
Amoraga, que fue finalista del premio Planeta en 2010 y ganadora del Nadal en 2014, ha destacado que, gracias a su obra, Chirbes «nunca morirá».
La política y también escritora ha definido a Chirbes como un hombre «muy adelantado, literaria, técnica y estilísticamente» a su época, pero también una persona «muy auténtica».
Ha valorado asimismo su labor crítica con la sociedad actual, ya que con su libro «Crematorio» denunció «la burbuja de la construcción y la corrupción antes incluso de que explotara».
Por su parte, su amigo y también escritor Alfons Cervera ha calificado a Chirbes como «un escritor descomunal, de los que sabía que escribir es estar siempre con el culo al aire, a la intemperie».
A nivel personal, Cervera ha destacado que era «una especie de ogro social y, al mismo tiempo, de una ternura extraordinaria». «Era como una especie de niño que desdecía completamente ese carácter público de ogro. Su pérdida para mí es como la de un hermano», ha lamentado.
Por su parte, Ferris se ha mostrado consternado por la pérdida de este autor valenciano, al que ha considerado como «uno de los escritores más comprometidos con su época y su tiempo».
«Todavía no hemos encajado su pérdida, el mundo de la literatura está consternado; los que estábamos más cerca de él sabíamos que tenía ciertas teclas -en referencia a su delicado estado de salud-, pero que se precipitara todo en seis días nos ha pillado a todos en fuera de juego», ha agregado.
Ha resaltado que Chirbes supo denunciar realmente lo que está pasando en la sociedad «y lo dijo con el mejor lenguaje y de una manera magnífica, profunda y honesta».
Chirbes, quien residía desde hace años en el pequeño municipio alicantino de Beniarbeig, fue novelista y periodista, trabajó como crítico literario, articulista de viajes y profesor.
En 1988 quedó finalista del Premio Herralde con la novela «Mimoun» y desde entonces se ganó la admiración de los lectores.
En 1996 escribió la novela «La larga marcha», con la que comenzó su trilogía sobre la sociedad española que llega hasta la Transición y que siguió en 2007 hablando sobre la España de la crisis y la burbuja inmobiliaria con «Crematorio», una obra que le reportó el Premio Nacional de la Crítica, el V Premio Dulce Chacón y que fue llevada a la pequeña pantalla con el actor Pepe Sancho como protagonista.
Con su última obra, «En la orilla», el escritor siguió poniendo el bisturí a la España marcada por la crisis y la corrupción con la narración del drama de la vida de cinco personas desempleadas y de su exjefe, con el que ganó su segundo Premio Nacional de la Crítica.
Denia (Alicante), 16 ago (EFE)