Los trabajos de retirada de tierras de la tumba de Pablo Neruda comenzaron este domingo con el fin de poder exhumar el lunes los restos del poeta y aclarar si murió por el cáncer que padecía o si pudo ser envenenado por agentes de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Los preparativos se iniciaron en la tarde de este domingo en la localidad costera de Isla Negra, a unos cien kilómetros al oeste de Santiago, donde se encuentra la casa-museo en cuyo patio reposan los restos del poeta junto a los de su tercera esposa, Matilde Urrutia.
La casa-museo cerró hoy sus puertas al público antes del horario habitual y la Policía de Investigaciones cortó el acceso a la calle.
«Esta diligencia es trascendental, es muy importante para establecer el objetivo que nosotros tenemos», dijo hoy el juez que lleva la causa, Mario Carroza, a los periodistas congregados allí.
El director del SML, Patricio Bustos, explicó por su parte que los preparativos se centran en retirar toda la tierra que cubre la tumba con el fin de descubrir la lápida, sobre la que además se ha instalado una carpa protectora.
En ese lugar se convocó hoy al equipo que participará en la exhumación del cuerpo, y que está compuesto por cinco expertos del estatal Servicio Médico Legal, cuatro peritos de la Universidad de Chile y cuatro especialistas internacionales.
Entre ellos están la toxicóloga estadounidense Ruth Winecker y tres españoles, el toxicólogo Guillermo Repetto, el cirujano Aurelio Luna y el médico forense Francisco Etxeberría, que también participó en 2011 en la exhumación del presidente chileno Salvador Allende.
Según confirmó Bustos, la diligencia se realizará este lunes a partir de las 8 horas (11 GMT).
En el procedimiento estarán presentes tres observadores internacionales, además del presidente del Partido Comunista (PC), Guillermo Teillier; el abogado de esa formación, Eduardo Contreras; un sobrino del poeta, Rodolfo Reyes, y el antiguo chófer de Neruda, Manuel Araya.
Después, los restos serán traslados a un laboratorio de antropología del SML en Santiago, que contará con vigilancia permanente y medidas de seguridad especiales, para someterlos a diversos análisis.
«Se van a extraer las osamentas -sabemos que se trata de un cadáver esqueletizado- para el análisis médico, antropológico y toxicológico», detalló el director del SML.
Bustos añadió además que esta semana los expertos establecerán un cronograma de trabajo que será remitido al juez.
Consultado sobre si será necesario enviar muestras para analizarlas en laboratorios extranjeros, el juez Carroza señaló que «no se va a escatimar ningún tipo de posibilidades».
Los exámenes buscan determinar si es cierta o no la versión oficial, según la cual el autor de «Los versos del capitán» falleció en una clínica privada de Santiago el 23 de septiembre de 1973, doce días después del golpe de Estado de Pinochet, por el cáncer de próstata que padecía.
Las dudas surgieron en 2011, cuando su antiguo chófer, Manuel Araya, defendió en una entrevista a una revista mexicana que Neruda había muerto por una inyección que recibió ese mismo día.
Todos los testigos de la época coinciden en que recibió esa inyección, pero la clave está en saber si era un calmante, como se dijo entonces, o si contenía otro tipo de sustancias.
«Una vez planteada la duda en el tapete creo que es sumamente importante dilucidarla», opinó hoy el juez Carroza, que abrió esta investigación a raíz de una querella presentada en 2011 por el Partido Comunista, al que Neruda pertenecía, y basada en las declaraciones de su antiguo chófer.
Santiago de Chile, 7 abr (EFE)